Asociación Muchachos de la Calle

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26 de mayo de 2008

La violencia se sienta en los pupitres


Existen grabaciones que se encuentran en internet de peleas entre jóvenes de liceos de Caracas y el interior del país, donde las golpizas y los enfrentamientos suben de intensidad -y de ranking- según la ferocidad y ensañamiento con la cual niños y niñas se agreden entre sí. Los hechos de violencia escolar que se han presentado recientemente han dejado marcas en los agredidos que no se curan sólo con gasas y merthiolate, ya que, en algunos casos, la gravedad es tal que los muchachos tienen que luchar entre la vida y la muerte.

Las golpizas entre liceistas es un fenómeno de vieja data. Profesores, madres, padres y psicólogos reconocen que los adolescentes siempre se han ido a las manos, como una manera de resolver sus problemas, y en ocasiones los lleva a "reconocer y enfrentarse con un enemigo", como asegura Antonio Carmona, psicólogo social. El elemento agregado es el nivel de violencia y ensañamiento que se produce en ese otro. "La institución está siendo salpicada de lo que está pasando afuera porque está inserta en un incremento de la violencia que se hace más radical en la sociedad", añade Carmona.

Un estudio publicado por Cecodap revela que "la violencia en las escuelas también se produce en forma de peleas y acoso entre estudiantes. En algunas sociedades el comportamiento agresivo, incluidas las peleas, se percibe como un problema menor de disciplina"."La violencia entre adolescentes se incrementa, llega a las escuelas y torna inseguros estos centros. Entre las causas están los temas de drogas, inestabilidad de las familias, falta de políticas coordinadas para atender el problema y la proliferación de armas", señaló Oscar Misle, miembro de Cecodap.

Lápices y navajas. La prohibición de llevar morrales o en todo caso que sean transparentes, el uso de detectores de metales, o la revisión casi policial de los estudiantes a la entrada, se convirtió en una medida que tomaron algunas instituciones educativas para controlar el acceso de armas –blancas y de fuego–, como es el caso del liceo Juan Bautista Bideaux, en Barcelona, Anzoátegui, donde colocarán detectores de metales a la entrada del colegio. En opinión del especialista, Antonio Carmona, esta medida puede resultar contraproducente, "Tampoco es la idea tener centros educativos como cárceles, con elementos como detectores de metales porque esto en vez de mejorar lo que hace es potenciar el problema".

(Últimas Noticias; pp. 49-51, 24/05 –Gabriela Rojas)

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