Asociación Muchachos de la Calle

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11 de junio de 2023

Niños asesinados en Venezuela son invisibles para el Estado

En un país sin cifras, los datos oficiales sobre la cantidad de niños asesinados en Venezuela no existen. Es una deuda del Estado, como explica Carlos Trapani, coordinador de Cecodap, quien agrega que sin estos números no se pueden crear ni ejecutar políticas públicas efectivas para prevenir y atender la violencia contra los niños

Siete años. A esa edad los niños comienzan a ir a la escuela para aprender a leer, escribir, sumar y restar, pero ese no fue el caso de Franyer Javier Rosa González. Un vecino, de quien se descubrió que abusaba sexualmente del pequeño, lo asesinó el 21 de mayo de 2023, dentro de su casa, en la población de El Dorado, al sur del estado Bolívar.

El niño pasaba la mayor parte del tiempo solo y este hombre, de 40 años, lo amenazaba, hasta que cumplió sus aterradoras advertencias. Este no es el único caso de asesinato de niños y adolescentes en Venezuela; sin embargo, no hay cifras oficiales. La opacidad, como en el resto de las estadísticas nacionales, predomina.

Carlos Trapani, coordinador de Cecodap, organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, explica que en un país sin datos oficiales es imposible conocer el alcance de la violencia social, sexual, familiar y escolar; no obstante, existen organizaciones sin fines de lucro que han realizado estudios y muestran datos parciales, en un intento por aproximarse a la realidad del país.


Sin esas cifras difícilmente se pueden planificar políticas públicas de prevención que eviten la violencia en contra de los niños

Carlos Trapani, coordinador de Cecodap

“Publicar datos actualizados es una deuda importante del Estado. Sin esas cifras difícilmente se pueden planificar políticas públicas de prevención que eviten la violencia en contra de los niños y que, además, sirvan para atender las denuncias de forma rápida, expedita”, insiste Trapani.

La violencia en contra de los niños implica un quiebre en las normas básicas de la humanidad y denota el poco valor del niño frente a la sociedad, lamenta el coordinador de Cecodap.

El Pitazo, en una revisión preliminar de los principales medios de comunicación regionales, encontró que en Venezuela al menos ocho niños menores de 13 años han sido asesinados entre el 1 de enero y el 1 de junio de 2023.

Ocho víctimas en 2023

Franyer Javier Rosa González, de siete años, fue asesinado por un vecino, en la población de El Dorado, al sur del estado Bolívar. La autopsia reveló que el niño había sido víctima de abuso sexual. Fueron arrestados la madre, el padrastro, el hermano del padrastro y el hombre de 40 años, señalado como autor material del hecho. Fecha: 21 de mayo.

Otro niño fue asesinado mientras su padrastro tenía una discusión con su madre. El hecho ocurrió en el sector Caja de Agua del Baratillo, en el estado Trujillo. El niño, de seis años, recibió una herida por arma blanca y aunque los adultos quisieron encubrir el hecho, ambos fueron detenidos. Fecha: 19 de mayo de 2023.

En el Zulia, en la parroquia Domitila Flores, ocurrió una tragedia cuando un abuelo ahorcó a su nieto de cinco años. El hombre sufría de depresión y luego del asesinato se quitó la vida. Fecha: 28 de abril de 2023

El 22 de abril, Douglas Rico, director del Cicpc, informó que se había esclarecido el infanticidio contra Dilan de Jesús Morante Pérez, de 1 mes de nacido. En medio de una discusión, su padre, de 18 años, lanzó al bebé contra el copete de una cama. Aunque tanto él como la madre trataron de ocultar el hecho, ambos fueron detenidos. El hecho ocurrió en Tinaquillo, estado Cojedes.

Un hecho similar, reseñado por el Cicpc el 23 de abril, fue el infanticidio de Jesuanny Aular, en Cojedes. La bebé fue llevada por sus padres a un centro de salud, alegando que la niña presentaba malestares. Sin embargo, la autopsia reveló que la niña había muerto por asfixia mecánica y sus progenitores pretendían ocultar el hecho.

Una mujer y su pareja fueron arrestados por la muerte de una bebé de un año. Después de una golpiza, la menor presentó traumatismo craneoencefálico severo y hemorragia, lo que ocasionó su muerte. El hecho ocurrió en el asentamiento campesino Los Naranjos, parroquia Yocoima, del estado Bolívar. Fecha: 3 de marzo de 2023

Un niño de 11 años fue asesinado cuando un antisocial entró a robar en su vivienda en Acarigua, estado Portuguesa. En ese momento se encontraba solo mientras su madre estaba trabajando. Fecha: 23 de enero 2023.

Anderson Daniel Milano Morales, de 12 años de edad, desapareció la tarde del 11 de enero de 2023 al salir de clases en San Félix, estado Bolívar. El cuerpo del adolescente fue localizado la mañana siguiente con varias puñaladas. Funcionarios del Cicpc detuvieron a dos personas implicadas en el crimen del estudiante. Fecha: 11 de enero 2023.

Además de los asesinatos, existen casos de suicidio inducidos por la violencia intrafamiliar o escolar. En el estado Lara, específicamente en la población de Quibor, un niño de 12 años se quitó la vida el 25 de marzo de 2023. La autopsia reveló que tenía síntomas de abuso sexual y después de las investigaciones se determinó que el culpable era su padrastro.

Por otro lado, se han registrado muertes infantiles producto de la desnutrición y sus consecuencias, como han reseñado los medios de comunicación venezolanos e internacionales, pero tampoco existen cifras oficiales globales.

Los números más recientes sobre el tema los proporcionó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su informe “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022”, presentado en enero de 2023, donde afirma que 6,5 millones de venezolanos no pueden adquirir alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de energía alimentaria mínimas diarias.

Esto se puede ejemplificar con el caso ocurrido el 7 de abril de 2023 en el sector Las Delicias de Caicara, en Maturín, el 7 de abril. Un niño de 12 años, Manuel Arzolar, murió tras ingerir basura en un vertedero cerca de su casa. Tanto él, como sus hermanos y padres, vivían de vender chatarra y comían de los mismos desechos. Su padre, Rudy José Arzolar Olivero, se lamentó: «Pudieron haberlo salvado en el hospital, pero no lo atendieron bien. No nos hicieron caso».

37 niñas asesinadas en 2022

Los infanticidios se multiplicaron en Venezuela en los últimos años, según reflejan los datos publicados por medios locales y ONG dedicadas a la defensa de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. De acuerdo con el Centro Justicia y Paz (Cepaz), una de las organizaciones que siguen este tipo de crímenes, en 2022 se registraron 37 feminicidios de niñas, 22 de ellas menores de cinco años de edad.

Por otro lado, el Observatorio Venezolano de Violencia, en su libro Violencia contra la niñez y la juventud en Venezuela, presentado el 10 de mayo por Roberto Briceño León -director de la ONG- junto a la investigadora y coordinadora nacional del OVV, Gloria Perdomo, reseña que se cometieron 1.931 delitos contra la niñez y la adolescencia en el año 2021.

Gloria Perdomo detalló que se evidenciaron tres formas de violencia que están afectando a los niños, niñas y adolescentes: violencia estructural, violencia familiar y la violencia sexual.

“La comparación de la mortalidad en niños y niñas revela que, en 2021, es mayor el número de niños que mueren (58 %) en comparación con las niñas (42 %). También es posible observar que la mortalidad en niños crece de 39% en 2020 a 58% en 2021”, se lee en el libro.

Mientras más lejos de la ciudad, más desprotegidos

El defensor de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, Carlos Trapani, enfatiza que los mecanismos de denuncias se deben agilizar, para que el niño víctima pueda tener acceso a la protección. Desde Cecodap han visualizado que mientras la víctima viva en zonas más alejadas de las capitales de los estados, más desprotegido y vulnerable se encuentra.

“Hay debilidades presupuestarias, operativas, técnicas. El sistema tiene falencias de programas y servicios. Ni siquiera existe ayuda para los victimarios, por ejemplo, yo soy un papá, le pego a mi hijo y quiero cambiar ¿a dónde voy? ¿dónde hay un servicio que me oriente? ¿A dónde puede acudir una madre o un padre deprimido para tratar su salud mental? No hay”, declaró el coordinador de Cecodap.

 

28 de mayo de 2023

El limbo de los niños venezolanos migrantes abandonados en Colombia

Paula Andrea Benedetti


Hay una galería de fotos en la que puedes leer sus nombres completos y la edad que tienen. Hay retratos con gestos tiernos, sorprendidos, ojos inocentes, pero también hay miradas tristes. En algunos casos, en vez de fotos, una silueta de niña o niño sustituye sus identidades reales. A veces, estas imágenes no corresponden a sus edades actuales. La coincidencia de los dos apellidos en varios niños, niñas y adolescentes en esa página hace pensar que allí hay varios grupos de hermanos.

Es la galería que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad que protege a la niñez en Colombia, deja ver de los niños, niñas y adolescentes migrantes de Venezuela que están abandonados en Colombia por múltiples razones. Se llama ‘Me Conoces, Niños Venezolanos’. Es inevitable preguntarse si habrá alguien buscándolos, extrañándolos o si en su país de origen las familias que dejaron sabrán que están solos, separados de sus padres o del núcleo familiar que migró de Venezuela.

El Santuario, el viacrucis

El 3 de noviembre de 2022, El Santuario, un pequeño pueblo en el oriente de Antioquia, se convertiría paradójicamente en una de las estaciones de otro calvario que Yenifer Maestre comenzaría a transitar. Después de más de nueve días atravesando Perú, Ecuador y parte de Colombia junto a sus dos niños y a su compañero, consiguieron refugio y comida en una casa de esa localidad para descansar y continuar el camino que habían decidido emprender de regreso a Venezuela.

La mañana de ese jueves, los cuatro se sentaron en la plaza del pueblo a esperar que aclarara el día para seguir el largo periplo. Cuando Yenifer corrigió con firmeza a uno de los niños, una mujer que pasaba la reportó en una oficina del ICBF. Lo que sucedería no lo vio venir.

“Intentamos correr cada uno con un niño en brazos, pero no pudimos. Los niños gritaban y gritaban, pero se los llevaron en una camioneta”.

Entre el llanto y la desorientación, ambos adultos vieron cómo la Unidad de la Policía de Infancia y Adolescencia trasladaba a sus hijos, una intervención que se hace cuando se advierte una vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

“Lloramos muchísimo, me enfermé y estuve varios días con fiebre. En Santuario me dieron posada e iba todos los días a preguntar que a dónde se habían llevado a mis hijos. Me decían que no podía saber. Llevábamos varios días de mochileros y tal vez las ropas no estaban tan limpias”.

El teléfono de Yenifer timbró una semana después. Al otro lado de la línea oyó las voces de Elián y de Jesús Manuel, sus niños de 4 y 6 años. Los dos hermanitos estaban oficialmente bajo custodia del ICBF, en la modalidad de internado, en la Corporación Casa de María y el Niño, a una hora de allí, en Medellín, la capital de Antioquia.

Faltando un día para la Navidad, Yenifer recibió la autorización para ver finalmente a sus hijos. Habían pasado casi dos meses. “Yo estaba desesperada, les insistía en el ICBF que quería ver a mis niños”.

Tuvieron que establecerse como pudieron en el país que solo atravesaban para regresar al suyo. El dinero de las golosinas que venden en las calles solo alcanza para pagar un cuarto diario, la comida y los pasajes de ella para ir a ver a los niños todos los miércoles.

A las siete de la mañana, los autobuses que suben a las colinas del exclusivo barrio El Poblado van a reventar; la mayoría de los pasajeros trabaja en las zonas residenciales o comerciales. Para llegar al internado hay que hacer otro trayecto a pie por las empinadas calles. Allí, varias mujeres jóvenes se agolpan afuera en el cercado, esperando que sean solo las ocho de la mañana.

El vigilante, con acento caribeño y trato cercano, conoce casi al detalle las historias de cada una de ellas. Se abren las puertas y entonces se empiezan a oír unas vocecitas muy agudas: “Mamá, mamá, aquí estoy”. Son las cuatro horas más fugaces para Yenifer y otras madres cada semana.

Las cifras silenciosas del éxodo

Las letras pequeñas de los decretos a veces pasan desapercibidas. Cuando el Gobierno de Iván Duque lanzó en 2021 el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV), quedó plasmada en su marco de justificación una cifra de la que pocos hablan: los casi 6.500 niños, niñas y adolescentes migrantes que sufrieron vulneraciones a su integridad entre 2015 y 2020. Ante ese panorama, el Estado colombiano intervino y abrió los llamados Procesos Administrativos de Restablecimiento de Derechos, conocidos como PARD por sus siglas.

Sin embargo, hay un dato más perturbador. Los años siguientes, entre 2021 y hasta finales de marzo de 2023, las cifras de vulneraciones a los derechos de menores de edad migrantes venezolanos se duplicaron y alcanzaron los 7.690 procesos, según estadísticas del ICBF. Es decir, entre 2015 y 2022 el Estado colombiano tuvo que intervenir para proteger a unos 14.172 menores de edad migrantes y refugiados venezolanos por motivos como omisión o negligencia, la falta absoluta o temporal de sus responsables, actos sexuales, acceso carnal, alta permanencia en calle, por ser niños y adolescentes no acompañados, trabajo infantil, violencia física y/o psicológica, situación de vida en calle, abandono, acoso sexual, víctimas de explotación sexual comercial, amenazas de reclutamiento inminente por grupos armados, entre otros.

En mayo de 2022, el ICBF reconoció que 1.200 menores de edad migrantes estaban bajo su custodia, mientras que al 31 de enero de 2023 la institución aseguró que 1.082 niños, niñas y adolescentes extranjeros de nacionalidad venezolana o apátrida se encontraban en hogares sustitutos, casas hogar, centros de emergencia o internados de la institución.

Gracy Pelacani, investigadora sobre temas de niñez migrante y refugiada en Colombia, sigue con lupa el rastro que dejan las preocupantes cifras, pero también aquellas que no se ven. “Solo tenemos datos de niños y niñas migrantes de Venezuela y por alguna razón no es posible monitorear la nacionalidad de otros niños extranjeros que puedan haber ingresado a procesos administrativos”. Pelacani, quien también dirige la Clínica Jurídica para Migrantes de la Universidad de los Andes, advierte también sobre el subregistro de los menores no acompañados que entran a Colombia, los cuales, en su mayoría, son adolescentes.

¿Qué sucede del lado venezolano?

El Gobierno venezolano insiste en negar y subestimar los más de 7,2 millones de migrantes y refugiados, según la plataforma interagencial R4V, que han huido tras la emergencia humanitaria compleja, de los cuales Colombia da cobijo a casi 2,9 millones, de acuerdo a Migración Colombia con corte a octubre de 2022. La nueva Cancillería colombiana parece ir en una onda discursiva similar: ha puesto en duda las cifras del éxodo (cifras avaladas por la ONU y por las autoridades migratorias de los países de acogida) y quiere que Nicolás Maduro participe en el censo.

El restablecimiento de relaciones entre ambas naciones desde agosto de 2022 sigue sin poner el componente humano en el tapete. La reactivación de las relaciones consulares avanza lentamente para atender las innumerables demandas y necesidades de sus connacionales en ambos lados de la frontera. A finales de abril de 2023 se anunció la reapertura del consulado de Venezuela en Cúcuta, el primero de los ocho que llegaron a  funcionar en el país.

El silencio y la negación de información de acceso público en Venezuela ponen un manto oscuro sobre la gestión migratoria en temas de niñez y adolescencia. Solicitamos por varias vías conocer la estrategia del Estado venezolano en la atención a la niñez migrante en estado de vulnerabilidad en terceros países de acogida pero hasta la fecha de la publicación de este reportaje no hubo respuestas de ninguna autoridad. Ni el Ministerio de Relaciones Exteriores ni el Idena (Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes) quisieron responder las innumerables inquietudes al respecto.

Sin embargo, desde hace dos años la Cancillería venezolana mantiene un convenio con una organización llamada Asonacop para atender a niños, niñas y adolescentes en el exterior. Hasta la fecha, reconocen en su página web que han repatriado y reunificado “más de 81 niños, niñas y adolescentes que estaban institucionalizados en territorio extranjero”, sin especificar la procedencia del país de acogida.

Del lado colombiano, desde que se anunció el micrositio web Me Conoces, Niños Venezolanos’, la promoción de la búsqueda de sus familias  quedó en la reseña que hicieron los medios en su momento. Al consultar sobre los procesos de repatriación y reunificación, el ICBF asegura que mantiene un convenio desde 2019 vigente hasta 2024 con el CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) para restablecer, mantener el contacto entre familiares y procurar la reunificación familiar en Venezuela (RF) de menores de edad no acompañados y separados provenientes de dicho país y que están en Colombia bajo un PARD. Reconoce que “a la fecha el CICR Colombia, en apoyo del CICR Venezuela, ha restablecido el contacto de 74 niños, niñas y adolescentes” y que “el restablecimiento del contacto familiar sucede como consecuencia de la búsqueda y localización exitosa de familia en Venezuela”.

El ICBF también reveló que, tras una reunión con la Cancillería colombiana y Unicef, se comprometió a presentar una propuesta de ruta binacional de reunificación familiar con el fin de tramitarla con la Embajada de Colombia en Venezuela y establecer los canales oficiales de comunicación con el país vecino para, de esta manera, determinar las posibilidades y condiciones de retorno de las niñas, niños y adolescentes a su país de origen.

Para que el ICBF le otorgue a Yenifer la custodia de sus hijos nuevamente, ella debería contar con una vivienda en condiciones mínimas. La familia solo estaba en tránsito por Colombia camino a su país, no están regularizados, ni tienen estabilidad laboral y mucho menos poseen vivienda.La única opción de esta madre es recurrir a la familia del padre biológico de los niños que se encuentra en Venezuela  Mientras tanto, en Puerto La Cruz (oriente venezolano) ha sonado el teléfono en casa de los abuelos paternos de Elián y Jesús. Es el ICBF que ha hecho una videollamada. La defensora de familia que lleva el caso hace las entrevistas para constatar cómo vivían y que ambos puedan asumir la custodia de sus nietos por petición de Yenifer. Solo esperan el momento en que sean citados a Colombia para recibir y llevarse los niños de vuelta a Venezuela. Han comenzado a reunir el dinero para movilizarse.

“Los niños no pueden ser separados de su núcleo familiar únicamente por condición socioeconómica y en particular porque el núcleo está en una situación de pobreza, hay jurisprudencia de la Corte Constitucional que también lo deja muy claro”, remarca Gracy Pelacani.

“Estoy cansada, no quiero migrar, mamá”

Cada cierto tiempo, la galería de fotos de niños, niñas y adolescentes migrantes venezolanos del ICBF se actualiza con nuevos ingresos. Una adolescente está de primera, sus apellidos son poco comunes. Por medio de las redes sociales, la búsqueda de un familiar con nombres coincidentes surte efecto. “¿Por qué la tienen ahí, como si no tuviera a nadie? Ella me tiene a mí, yo soy su madre”, se lee en la mensajería instantánea la respuesta de Corazón de Jesús Mascareño.

Corría septiembre de 2020 y a Corazón se le habían agotado casi todas las opciones de supervivencia. Decidió jugarse la última carta, la más dolorosa. Al cierre de ese año, las agencias internacionales reportaban una descomunal hiperinflación de 2.958,8 % en Venezuela. Una canasta de huevos valía 2 dólares, mientras que el salario mínimo era de apenas 1,85 dólares, unos 7.000 pesos colombianos al mes.

Corazón empacó lo básico y salió de su natal Barquisimeto (centro occidente), dejó atrás a su hijo menor, lo dejó a cargo de su madre, una mujer de la tercera edad. Y, junto a sus otros dos hijos —una de ellas es una adolescente de 14 años— atravesó la mitad del país y luego una peligrosa trocha en la frontera hacia Colombia. En el autoexilio lo intentó todo, pero los números no daban para alimentar a cinco bocas y La Parada (Norte de Santander) era un lugar cada vez más inseguro para ellos. La forma y la fecha del ingreso los dejaba por fuera de la regularización. Entre el agobio incesante decidió dar otro golpe de timón: saldrían de Colombia como mochileros rumbo al Perú y el tiempo apremiaba.

La crisis por la que atravesaban los tres los golpeaba de modos diferentes, pero retroceder no era una opción para Corazón. La adolescente se resistía a seguir caminando y a migrar a lugares ajenos. “Ya no puedo más, no quiero seguir caminando, mamá. No quiero seguir de mochilera”, increpaba a la madre. Aunque se rebelaba de múltiples modos, la decisión estaba tomada.

Desde el 26 de febrero de 2021, Corazón no volvió a ver a su hija adolescente. Se zafó de su madre y huyó del grupo que caminaba en medio de la carretera. Ocurrió justo cuando estaban por abordar el bus que los llevaría a la próxima ciudad, antes de continuar hacia Perú. Corazón creyó que se arrepentiría, pero no volvió a saber más de ella hasta que fue contactada por la Unicef y luego por el ICBF en el refugio de migrantes de Chinacota (Norte de Santander), en donde la identificaron como adolescente no acompañada. Los siguientes intentos de Corazón para recuperar a su hija fueron infructuosos, nunca pudo lograr su traslado y menos la reunificación a un tercer país por la negativa de la adolescente. “Te pido perdón, mamá, déjame terminar mi bachillerato y cuando sea mayor de edad prometo que te buscaré”, relata que fue la última petición que le hizo su hija.

Hoy, Corazón está establecida en Chile, trabaja como empaquetadora de frutas en una fábrica ubicada a dos horas de Santiago. Solo alberga el deseo de que, por voluntad propia, su hija vuelva con ella.

“No quiero que me adopten”

El miedo más grande de José Adrián es que lo entreguen a otra familia. Tiene 7 años y le abrieron un Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos cuando fue entregado al ICBF por una vecina. Su madre, sin ninguna red de apoyo, optó por dejarlo bajo el cuidado de esta para buscar trabajo en otro municipio aledaño a Medellín. El niño fue internado en la misma casa hogar donde están los hijos de Yenifer.

“Me abraza muy fuerte cada vez que lo voy a visitar, me dice: ‘mamá, no quiero que nadie me adopte, me quiero ir contigo’”, relata Paola, oriunda del estado Zulia. Por estos días está cumpliendo una ruta de formación en crianza ordenada por el ICBF para, posteriormente, evaluar si le regresa al niño.

Cuando se abre un Pard ante la amenaza o vulneración a los derechos de los menores de edad, una de las medidas podría ser la separación de su núcleo familiar: son internados en diversos centros del ICBF o ubicados en hogares sustitutos en los que vivirán hasta que se compruebe que pueden volver a sus hogares (si existen garantías de protección y seguridad) o hasta que se les encuentre una familia adoptiva.

Aunque la ley no permite entregar en adopción a niños extranjeros, la Corte Constitucional de Colombia, por medio de una sentencia de mayo de 2022, allanó el camino a la nacionalización y el estudio de adoptabilidad de los menores de edad migrantes venezolanos y en situación de abandono probado (bajo una fórmula denominada inter comunis) siempre y cuando se hayan agotado todas las vías para la búsqueda de su familia en Colombia o en Venezuela.

Sin embargo, el alto tribunal también ordenó a la Presidencia de Colombia que promueva la búsqueda de la familia extensa que se encuentra en el exterior de niños, niñas y adolescentes de nacionalidad venezolana que están en situación de abandono en territorio colombiano, y que también determine las posibilidades y las condiciones de su retorno al país de origen.

Pero la sentencia, que obtuvo hasta un premio internacional, recibió objeciones de cuatro magistrados de la corte, quienes pidieron cautela y mostraron su desacuerdo en aplicar una única fórmula jurídica para solucionar casos de menores de edad migrantes de Venezuela, sin antes indagar a profundidad en las particularidades de cada caso, considerar las circunstancias por las cuales ellos están en Colombia, las posibles afectaciones a su identidad o si sus padres son migrantes en tránsito, por ejemplo. Los jueces también recordaron las advertencias de organismos internacionales como Unicef y Acnur, que alertan que la declaratoria de adoptabilidad no es recomendable en contextos de crisis o emergencias.

“El Estado debe sopesar qué interés es el que prima. Sí, hay un derecho constitucional a que nuestros niños, niñas y adolescentes estén con su familia de origen, pero, ¿qué pasa si nosotros les entregamos ese niño, niña o adolescente a unos potenciales agresores? Por eso es muy importante todo el proceso de investigación de los Pard”, reflexiona Ivanna Zambrano, abogada binacional y experta en temas de migración y niñez.

El miércoles 15 de marzo, Paola llegó más temprano que nunca al albergue donde permanece su hijo, ese día de visita tenía un significado especial: era su cumpleaños número 24. El deseo que pidió en silencio para celebrar la vida no era un secreto, era más que evidente: tener de vuelta a Jesús Adrián. Las demás madres migrantes no cumplían años, pero las une el mismo anhelo día y noche: tener de vuelta a sus hijos, por más precarios o inciertos que sean sus contextos.

En el sur del continente, las manos de Corazón no cesan de empaquetar kiwis chilenos que serán exportados a Europa. En medio del cuidadoso oficio, espera que algún día se conjuguen dos palabras que parecen rimar: reunificación y perdón, para saber si su hija aceptará ir a su encuentro cuando alcance la mayoría de edad. Son historias casi de errancia por el continente, no por el pastoreo de rebaños, sino más bien en la búsqueda incesante y dolorosa del desarraigo que deja una de las mayores crisis migratorias del mundo.

*FIN*

Este trabajo periodístico fue elaborado en el marco de “Periodismo en movimiento. Laboratorio de creación de historias sobre migración venezolana en Colombia”, iniciativa de Consejo de Redacción y el Proyecto Integra de USAID. Su contenido es responsabilidad de sus autores y no refleja necesariamente la opinión de USAID o el gobierno de los Estados Unidos.

20 de agosto de 2022

El portal “Me conoces, niños venezolanos” exhibe a 1.200 niños venezolanos en Colombia que serían dados en adopción Leer más

 Imagine la posibilidad de que sus familiares hayan tomado la decisión de migrar a otros países con sus hijos menores de edad, pero las circunstancias hayan obligado a los padres a dejar abandonados a sus hijos en “resguardo” o a la “espera” en Colombia y hoy sean exhibidos en un portal institucional a la espera de ser reclamados. Sin embargo, si nadie responde por estos niños, en un lapso no mayor a seis meses serán dados en adopción.

Esta es la realidad que viven actualmente 1.200 niños, niñas y adolescentes venezolanos, que están bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que en su página web oficial creó un enlace llamado “Me conoces, niños venezolanos”.

Allí se exhiben fotografías y datos personales de estos infantes y jóvenes, con la intención de que puedan ser reubicados con sus familiares, pero que a simple vista corroen sus derechos fundamentales al ser expuestos, en una especie de subasta al mejor postor.

De esto, conversó con HispanoPost, Leonardo Rodríguez Angola, director de la Asociación Civil Jóvenes y Desarrollo, quien alertó que esta iniciativa podría ser contraproductiva para estos menores de edad que se encuentran a la deriva social en el país vecino.

“Nuestra organización es un observatorio dedicado a la visibilización de los derechos de la infancia en Venezuela, de la niñez y adolescencia. Nosotros hemos ido identificando cómo el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha venido reportando en su página web que bajo su protección hay 1.200 niños, niñas y adolescentes venezolanos institucionalizados que llegaron a Colombia”.

Explicó que, en principio, lo que se conoce es que estos niños “se separaron de sus padres por diversas circunstancias y hoy en día están bajo la protección de este instituto. Como la ley colombiana es exigente con el tema de la institucionalización, estos niños en los próximos seis meses deben ser dados en adopción. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha iniciado una campaña para lograr identificar a los familiares de estos niños en Venezuela, para ver si se logra la reunificación familiar”.

Rodríguez Angola acotó que esta situación está ocasionando el desarraigo de miles de niños y adolescentes venezolanos alrededor del mundo, no solo en Colombia: “El principal problema de la adopción es el desarraigo, esos niños pierden la nacionalidad, pierden su identidad. Eso no lo vamos a entender hoy en día, sino dentro de 20 años, cuando esos niños vuelvan a Venezuela a buscar su familia de origen».

Indicó que no tienen certeza de que exista una base de datos de estos niños ni allá ni mucho menos acá en Venezuela. «El año pasado tenía datos de 500 niños venezolanos bajo la protección del Estado ecuatoriano y otros 700 protegidos por el Estado peruano. En esos Estados tiene que producirse una adopción en un lapso de seis a nueve meses, porque la ley lo exige. No puede haber niños institucionalizados”.

Alerta de seguridad

Este portal exhibe no solo las fotos de los niños, sino también sus datos personales y el número de contacto del organismo o institución que está a su cuidado. Y cualquier persona que finja “reconocer” y formar parte de su núcleo familiar puede reclamar al infante y repatriarlo o, en el peor de los casos, venderlo a redes de trata, prostitución, pedofilia y abusos, aseveró el abogado.

“No puede ser que otro país tenga una página web en donde exhiben las fotos de nuestros niños venezolanos y sus datos de identidad. Además de colocarlos en una situación de inseguridad jurídica, estas redes de trata, de abuso sexual y pedofilia pueden aprovechar estos datos para tener acceso a esos niños. Hay un daño a su derecho humano fundamental que es el honor, la reputación, porque estos niños están siendo estigmatizados. Todo lo que se sube a Internet queda ahí para siempre”, dijo.

Detalló que eso lo están haciendo a través de su página web, donde han creado un enlace que se llama“Me conoces, niños venezolanos”. «Una vez que entras ahí encuentras la foto y los datos de identidad de estos 1.200 niños que están bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Si las familias en Venezuela no responden o no buscan contactar a este instituto, estos niños serán dados en adopción por un tribunal. Luego perderán la nacionalidad venezolana y serán nacionales de Colombia. En un segundo momento, la adopción permite que al niño se le cambie el nombre y el apellido, es decir, que estos niños van a perder hasta sus datos de identidad”.

Rodríguez Angola, además, destacó que estos 1.200 niños son solo los que se han podido contabilizar en los últimos seis meses. “Diariamente ingresan por lo menos 200 o 300 niños acompañados por sus familias, de los cuales, muchos de ellos van a terminar en las calles o bajo la protección del Instituto de Protección Familiar de Colombia».

Explicó que son niños que llegan al territorio colombiano, en principio, acompañados por sus padres. «Hay casos reportados de niños que llegan solos, estamos hablando de niños entre 10 y 12 años que pueden cruzar la frontera completamente solos. No hay nadie que se los impida, dado que la frontera está cerrada y el paso se hace por trochas. Si un niño se agarra de un adulto, simplemente pasa. Ningún trochero va a pedir la partida de nacimiento para comprobar que va con usted”.

El peligro de una migración forzada se acrecienta cuando los padres ingenuamente le facilitan el trabajo a las redes delincuenciales organizadas. “Hemos identificado que hay redes de trata de personas que están pagándole a los papás para que les entreguen a los niños, con la excusa de ofrecerles a los niños la posibilidad de descansar y hacer sus comidas completas, mientras los padres van avanzando en el viaje hacia su destino. La gente cree eso y termina recibiendo 200 o 300 dólares por ese trámite, que al final lo necesitan porque si tienen a cinco hijos prefieren dejar a dos en Colombia y avanzar con los otros tres más pequeños”.

Venezuela no está colaborando

A juicio del abogado, el Estado venezolano no está haciendo la debida tarea de reunificar a la familia venezolana, en especial, en el caso de estos niños que fueron abandonados en Colombia: “Pareciera que este esfuerzo que están haciendo de localización familiar en Venezuela no está teniendo los resultados que se esperan. No existe del lado venezolano alguna agencia del Estado que se esté dedicando a esto, a la localización familiar de estos 1.200 niños que están en Colombia”.

Aseveró que “este es un tema que requiere de una política pública especializada por parte del Gobierno nacional, para garantizar la protección de los niños, niñas y adolescentes migrantes; de los niños venezolanos que están en otros países y que pueden estar en condición de calle, que pueden estar siendo explotados laboral o sexualmente o que están bajo la protección de aquellos Estados y que requieren que se haga el mayor de los esfuerzos para reintegrarlos a su familia de origen”.

Indicó que el Estado debe ejecutar políticas públicas que garanticen los derechos fundamentales de sus migrantes. “En Venezuela esa potestad la tiene el Viceministerio para Suprema Felicidad, que es el órgano rector del sistema de protección del niño, niña y adolescente en Venezuela y es el que tiene que crear las condiciones, apoyado con agencias internacionales como Unicef, para generar en el país un programa de localización familiar que permita efectivamente contactar a las familias de estos niños para garantizar su protección social en el caso de que puedan volver al país y la protección de sus derechos fundamentales”.

Con el inicio del nuevo período presidencial de Gustavo Petro, sumado a las expectativas positivas que rugieron tras la reactivación de las relaciones bilaterales diplomáticas entre Colombia y Venezuela, el abogado aseveró que “la esperanza es que ahora no solamente se vean fortalecidas las relaciones comerciales, sino también las relaciones políticas y de protección social. Es fundamental revisar las políticas de protección social que van a implementar los gobiernos de Maduro y Petro, para garantizar a los migrantes el respeto a sus derechos humanos”.

Añadió que las actuaciones que hagan ambos gobiernos deben estar en el marco de los tratados y los convenios internacionales. «Además de eso, que en este programa de Vuelta a la Patria, de regresar a Venezuela, haya una protección social suficiente para que la gente pueda llegar y encontrar condiciones mínimas de acceso al sistema de salud, educación, entre otros. Pero también debe pasar en los países receptores, que les ofrezcan a los venezolanos la garantía a sus derechos humanos”.

Rodríguez Angola puntualizó que debe haber una acción coordinada entre los Estados en cuanto a las redes de trata de personas. «Vemos como en redes sociales como Instagram se promociona con mucha facilidad trabajos para adolescentes en Colombia. Se habla expresamente en Instagram de las actividades de explotación sexual y prostitución que puede hacer una mujer venezolana y cuánto pueden ganar. Esto hay que atacarlo y eso se tienen que hacer de manera coordinada entre ambos gobiernos y las policías científicas de ambos gobiernos. Creo que colocar este tipo de información a la vista de la ciudadanía es un llamado de atención para ambos países”. 

Foto: Raúl Romero

Fuente:

Keissy Bracho 20 Agosto 2022

Hispano Post

1.800.000 niños venezolanos se encuentran en situación de sub-nutrición, dijo Susana Raffalli

En el contexto del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, se llevó a cabo en horas de la mañana de este viernes 19 de agosto una actividad para conocer el contexto actual de la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela.

Durante el conversatorio, organizado por diversas organizaciones civiles, titulado «¿Es necesaria hoy la Acción Humanitaria en Venezuela?, se abordaron las necesidades humanitarias, los avances y principales retos, así como el valor, las restricciones y amenazas del trabajo humanitario en el país.

En la actividad realizada vía Zoom, participó Susana Raffalli Arismendi, nutricionista, e integrante de Caritas de Venezuela, quien aseguró que 1.800.000 niños se encuentran en situación de sub-nutrición.

La especialista hizo énfasis en que la situación de inseguridad alimentaria familiar es todavía consistente con una crisis humanitaria «incontestable».

«Estas cifras reflejan la situación de las poblaciones más pobres del país, porque es ahí donde está el trabajo humanitario que hay que hacer, no estamos reflejando la situación en la zona rosa de Caracas», dijo.

«Quiero también ser responsable en mencionar que en términos de la escala de problemas, esta no es la misma escala en términos de la cantidad de niños y mujeres afectadas que vimos y registramos en el año 2017, es un poquito menor en términos del tamaño de la emergencia y la cantidad de población afectada», agregó Raffalli Arismendi.

Sin embargo, destacó que la complejidad del problema ha aumentado «muchísimo». «Son familias que vienen victimas de problemas de prostitución, involucradas en actividades ilegales, presas de redes de tráfico humano, para afrontar la situación que todavía no mejora para ellas», aseveró. 


Funte:20-08-2022

12 de abril de 2022

EL DÍA QUE PANCHO VILLA ADOPTÓ A 300 NIÑOS DE LA CALLE

 EL DÍA QUE PANCHO VILLA ADOPTÓ A 300 NIÑOS DE LA CALLE DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Hombre de familia y padre aplicado. Pancho Villa que convive con muchos de sus hijos suele hacerse cargo no solo de sus hijos sino de los de sus soldados y demuestra un afecto desbordante hacia los niños.
En una ocasión en el año de 1914 después de una ceremonia protocolar en Palacio Nacional saliendo a las 2 de la mañana estaba haciendo mucho frío

 y el General Villa se sorprendió de ver una multitud de niños en los pisos de las puertas en los guardapiés de los edificios y gritando de frio tapados con periódicos con cartones y abrazados a perros, y muy angustiado le pregunto al General Nicolás Fernández, que era de su personal de sus dorados, “Oiga General con este condenado frio a quienes están esperando estas criaturas aquí” el General Fernández le contestó “Son niños de la calle mi General la mayoría no tienen hogar y los que tienen sus propios padres los echan haber que concilian”.
Los niños en la calle eran casi 300 y en un cuartel cercano el General Pancho Villa pidió la preparación de 500 almuerzos para el día siguiente y mandó llamar a los pequeños.
Los 300 niños terminan con los 500 almuerzos y el General Villa sonriendo les dice; “Ya que matamos la que nos andaba matando quiero hacerles una propuesta; los que quieran ser hijos adoptivos míos me los llevo a Chihuahua y además de darles casa vestido y sustento les doy escuela, ¿quiénes aceptan?”
Aceptaron todos.
Tomado del historiador Adolfo Carrasco Vargas…
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17 de marzo de 2020

Hijos de la Indolencia ' Todos Los Niños necesitan Una Famila

Fuente; Redacción El Pitazo  27Octubre 2019

https://elpitazo.net/cronicas/hijos-de-la-indolencia-todos-los-ninos-necesitan-una-familia/

 

Todos los niños necesitan una familia. Para crecer felices, para aprender a amar y saberse amados. Los hijos de la indolencia han pasado parte de su vida sin conocer ese calor de hogar al que muchos adultos desearían volver. Están abandonados por sus padres, por el Estado venezolano y por una sociedad que no los mira a los ojos. Pero no todo está perdido. En este especial contamos sus historias desde su cotidianidad, desde sus miedos y también desde sus esperanzas. Porque también hay finales que los hacen sonreír

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Hijos de la Indolencia narra qué sienten y sueñan Minimí, Daniel, Lusi, Alejandro, Andrea, Sofi y las niñas mendigo de Caracas. Son historias que ilustran esa infancia excluida de las políticas públicas y abandonada por una sociedad golpeada económicamente y moralmente.
Este proyecto periodístico, realizado en una alianza entre El Pitazo, Historias que Laten y Cecodap, organización que trabaja en la defensa de los derechos humanos de la niñez, hace énfasis en el deseo y derecho de estos niños de pertenecer a una familia. Cuenta las causas que los separaron de sus padres, muestra cómo viven su día a día y revela lo que sueñan ser cuando sean grandes.
Pero Hijos de la indolencia va más allá. No sólo expone lo que padecen estos niños, niñas y adolescentes desprovistos del amor, de la protección y de los cuidados que les debe proveer ese hogar al que tienen derecho, sino que coloca en escena una forma de ayudarlos: la familia sustituta como una posible solución para cumplir los deseos de estos protagonistas que son apenas una mínima muestra de los que hoy viven en las calles y en casas hogares en Venezuela.
¿Alguna vez has pensado en cómo viven los niños que no tienen familia?
Visita el especial Hijos de la indolencia para que conozcas las seis historias que develan sin filtros el alma y corazón de quienes viven todos los días esta realidad. También encontrarás dos visualizaciones de datos que contrastan lo que disponen las políticas públicas y lo que ocurre en la práctica, y dos guías útiles: una para proteger a la niñez dejada atrás por padres y migrantes, y otra para convertirse en familia sustituta:
1) Un niño que vivía en la calle y estando en esta situación conoció a su nueva mamá: Minimí ya no está en la calle.
2) Un adolescente que ha vivido desde siempre una casa hogar y que por tener una condición especial reduce sus posibilidades de conseguir una familia: Música para el niño grande.
3) Una niña de apenas 7 años que ya ha vivido en dos casas hogares y ha sido separada de dos de sus tres hermanos: Lusi quiere ir a casa.
4) Un niño especial que tuvo la dicha de conseguirse una nueva mamá luego de que su progenitora lo abandonara en la maternidad de Catia: Alejandro y su mamá de corazón.
5) Dos niñas dejadas al cuidado de las abuelas y olvidadas por sus padres que hace unos años decidieron emigrar: Los dejados atrás de Petare.
6) La historia de las niñas que viven en las calles, piden para vivir mientras le huyen a la policía: Las niñas mendigo.
7) La realidad no se corresponde con el papel: Idenna: el instituto que se encarga de velar por la protección de la infancia no genera políticas públicas.
8) Las fundaciones, programas y misiones creados por el Estado para atender a la infancia y que están ausentes.
9) Una guía para aquellos padres que deben migrar a otro país de manera forzada y proteger a los hijos que dejan atrás, en Venezuela.
10) Una guía de procesos y mecanismos para ser una familia sustituta, una figura que permite atender a la niñez en situación de riesgo.

La oleada mirgratoria de venezolanos y el Trabajo infantil

La comunidad internacional ha declarado que la persistencia del trabajo infantil en el mundo de hoy es inaceptable y, mediante los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha renovado su compromiso con la eliminación de todas las forma de trabajo infantil para 2025. Sin embargo, nuestro mundo vive estos días la mayor crisis migratoria y de refugiados desde la II Guerra Mundial, una situación que afecta especialmente a los niños. Actualmente más de 1,5 billones de personas viven en países afectados por conflictos, catástrofes y violencia o atraviesan crisis económicas, políticas y sociales. De esa cifra, 168 millones son niños, víctimas del trabajo infantil.[1] Nuestro país no está exento de esta realidad. El éxodo masivo de venezolanos que buscan mejores condiciones de vida está generando una profunda crisis humanitaria, y paralelamente económica, del continente latinoamericano. El trabajo infantil, como forma análoga de la esclavitud moderna, ha pasado a ser una de las problemáticas más urgentes a resolver por parte de la comunidad internacional, pues los menores migrantes, e incluso aquellos que se quedan en Venezuela sin sus padres o tutores legales, están expuestos a ser víctimas de organizaciones criminales dedicadas a esta práctica o forzados a trabajar para colaborar con el sostén familiar. Hasta la fecha la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reveló que el número de migrantes venezolanos en Latinoamérica tuvo un crecimiento de 900% entre 2015 a 2017, cuando la cifra pasó de 89.000 a 900.000 personas, pudiéndose calcular entre 4,7% y 5,4% de la población del país, aproximadamente, quienes han cruzado a países vecinos como una alternativa necesaria para buscar nuevas y mejores oportunidades. Si ya de por si los migrantes constituyen un grupo vulnerable, los niños y niñas merecen especial atención.[2] Las separaciones familiares imponen un despiadado costo, que se agrava con la exposición de los menores a situaciones a las que son particularmente vulnerables, como el secuestro, el reclutamiento forzado y la explotación sexual. Cuando están en tránsito, los infantes pueden padecer abusos, falta de cuidados y privación de servicios esenciales, y en los lugares de destino, suelen tropezar con la detención ilícita, la xenofobia y la falta de atención especializada para los traumas físicos y mentales que han padecido. A pesar de que la Declaración de los Derechos del Niño señala en su artículo 9 que: “El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación, o impedir su desarrollo físico, mental o moral, la realidad dista mucho de ajustarse a esta declaración, ya que las cifras antes mencionadas revelan que estamos muy lejos de erradicar el trabajo infantil. Es esencial que tanto Venezuela, como los países de acogida, compartan responsabilidades. La emergencia humanitaria compleja que atraviesa nuestro país requiere de medidas urgentes para solventarla, y además urgen mecanismos de solidaridad en las naciones receptoras, con el objeto de proteger a todos los niños y niñas, proporcionándoles no solo acceso a alimentos, servicios de salud y albergues, sino espacios para la educación y la recreación. De esta manera se reavivarán sus esperanzas y se les brindará la posibilidad de lograr un futuro mejor. Además, en este tipo de crisis con evolución veloz y creciente complejidad, es preciso actualizar regularmente las herramientas de evaluación rápida para determinar sin demora los riesgos de trabajo infantil y otras violaciones de los derechos fundamentales en las poblaciones migrantes. Al mismo tiempo, es necesario elaborar y probar nuevos modelos de intervención para abordar la cuestión del trabajo infantil en situaciones de crisis o fragilidad, y para fortalecer la protección y las soluciones para los niños, niñas, adolescentes, y otros grupos afectados. Es preciso entender que el trabajo infantil durante una crisis, como la que padece Latinoamérica ante la llegada de los migrantes venezolanos, perpetúa el ciclo intergeneracional de la pobreza y dificulta la recuperación económica y social de las naciones. Las organizaciones de la sociedad civil podemos jugar un rol determinante para aminorar este impacto, pues tenemos una ventaja comparativa al haber desarrollado las capacidades para establecer una estrecha relación con las comunidades afectadas, permitiéndonos obtener así un conocimiento íntimo de la situación, para desarrollar programas y campañas preventivas e informativas sobre el trabajo infantil para quienes tengan la intención de migrar llevando a sus hijos consigo. Y para quienes no tengan otra alternativa que dejarlos en Venezuela, proponer e implementar acciones eficaces, innovadoras, e incluso de bajo costo, que puedan llenar los vacíos o deficiencias en la acción del sector público y que además sirvan como modelos para abordar los problemas derivados del trabajo infantil en el país. Desde la defensa de los derechos humanos es fundamental que podamos tener en cuenta las diferentes problemáticas relacionadas con la emergencia humanitaria que afronta este éxodo venezolano, para así poder atenderlas y darles la respuesta a las poblaciones con especial vulnerabilidad, de allí el llamado que hacemos a la agencias de cooperación, a la sociedad civil y a la ciudadanía en general de poner su mirada en estos temas. [1] La OIT y la ONU llaman a evitar casos de trabajo infantil, 2017. Véase en: http://www.elmundo.com/noticia/La-OIT-y-la-ONU-llaman-a-evitar-casos-de-trabajo-infantil/353924 [2] La migración venezolana hacia Suramérica se disparó 895% entre 2015 y 2017, 2018. Véase en: http://efectococuyo.com/efecto-cocuyo/la-migracion-venezolana-hacia-suramerica-se-disparo-895-entre-2015-y-2017/

13 de enero de 2020

Una estrategia para prevenir la violencia

¨Los muchachos de hoy en día son frágiles como hojas al viento, les cuesta integrarse a la sociedad. Se sienten excluidos, La responsabilidad es de los adultos, y y por esto es necesario salvar esta generación.¨  (Maria Rita Parsi)
Numerosos articulos  sobre los estragos de la violencia escolar aparecen todos los días en los diarios.
Cuando un estudiante es agredido por 30 muchachos de otro liceo, cuando a una niña tratan de envenenarla sus compañeritas de clases, cuando una jovencita de 14 años, amenaza con un arma (un chopo) a niña de 11 años,  cuando los muchachos tienen que cambiarse de franela o quitarse la insignia del colegio por temor a ser agredidos por muchachos de su misma edad, cabe preguntarse que está pasando????
 Ya los muchachos  parecen  pequeños monstruos  y la tentación de decir   que esta adolescencia es irrecuperable  es fuerte.

 Pero lo más preocupante son las posible soluciones que presentan los defensores o los educadores: represión, castigo, más controles.
Sin embargo esta no parece la solución más adecuada. En Italia surgió una alternativa diferente  y simpática.

Compremos su tiempo libre
Esta propuesta surge de Showbility, y habla a los jóvenes muy claramente, estimulando su curiosidad en sus intereses primarios.  La Directora científica del proyecto es la psicóloga Maria Riti Parsi, quien,   ,   desde hace muchísimos años se dedica al tema de la infancia y la adolescencia.
La idea en pocas palabras es la siguiente: Te gustaría encontrar una persona de la farándula, o del deporte? Quisieras  recargar tu celular? Un ingreso gratuito a una discoteca? O una suscripción a un gimnasio? Y mucho más
Ven con nosotros y utiliza tu tiempo libre a trabajos socialmente útiles y podrás obtener alguna de estas cosas.

La inscripción es gratuita se puede hacer en
Línea
  http://www.ilgiornale.it/news/showbility-volontariato-che-nobilita-i-giovani.html.

El que se inscriba luego puede ser contactado, según sus intereses, edades.

Responsabilizar a los jóvenes.  Este es el objetivo preciso (en la era del bullyng) de Showbility.  Se trata del primer recorrido de solidaridad social al mundo que involucra muchachos, en edad comprendida entre los 14 y los 25 años, en actividad de voluntariado.  Un circuito che permite a los adolescentes de enfrentar fenomemos conelbullyn, a través de intervenciones e reinserción asosiativa, como la asistencia a niños, anianos e ivalidos, la limpieza de parques y la protección del anbiete, lacolaboración en los refugios de perros y otras actividades constructivas n elempleo del tiempo libre, en especial los fines de semana.

17 de mayo de 2019

Niños de la Calle

VÍDEO: Los niños que viven en la calle en Venezuela porque sus familias no pueden alimentarlos Un periodista de la BBC siguió el día a día de varios niños que por la grave crisis económica y social de Venezuela terminaron viviendo en la calle. /ninos-en-venezuela/">

2 de enero de 2019

El principal insumo de la guerrilla y el ELN de Colombia: Niños y jóvenes venezolanos” ELN

El principal insumo de la guerrilla y el ELN de Colombia: Niños y jóvenes venezolanos” ELN Carlos Zapata/Aleteia Venezuela | Dic 14, 2018 La guerrilla colombiana y el Ejército de Liberación Nacional siguen creciendo en tierras venezolanas, donde ubican “mano de obra barata” para acciones irregulares, según confirman distintas entidades en conversación con Aleteia Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico Reportes de la prensa especializada y estructuras no gubernamentales y de la Iglesia católica consultadas por Aleteia confirman la denuncia: aumenta la recluta de jóvenes que llegan en masa a tierras colombianas tras huir de la crisis humanitaria compleja de Venezuela. En entrevista exclusiva con Aleteia, el director de FundaRedes, Javier Tarazona, ratifica que “para la guerrilla ha sido más fácil estar en Venezuela que hacer su trabajo político en Colombia” y advierte que existen estudios concluyentes con respecto a la recluta “no forzosa” de personas de muy baja edad para las filas de sus cuerpos irregulares. La prensa colombiana y la mexicana dan cuenta, por su parte, de un aumento de la mano de obra venezolana para el crimen organizado. Aprovechan el “bajo costo” cifrado en una banda que oscila entre los 300 y 500 dólares por mes para acciones vinculadas con estos grupos, a los que se uniría ahora un “Colectivo del Pueblo”. -Desde FundaRedes denunciaron la recluta sistemática de niños y jóvenes en escuelas venezolanas… -Para la guerrilla ha sido más fácil estar en Venezuela que hacer su trabajo político en Colombia, aunque fueron dos propósitos distintos. En Colombia, era acceder al poder. En Venezuela es proteger a la revolución y darle continuidad al gobierno de (Nicolás) Maduro; mantener un cuerpo humano que desarrolla actividades ilícitas que de otra manera necesita tener logística para crecer internacionalmente. Ellos necesitan actividad económica: microtráfico de drogas, minería ilegal, contrabando de combustible y cualquier otro trabajo ilegal como extorsión, secuestro, desaparición de personas, que termina siendo un “modus vivendi” de ellos. El reclutamiento ha sido evidente. La Asamblea Nacional (AN) sesionó en Táchira el 1ero de marzo de 2018. Se escucharon testimonios de familiares de secuestrados, como el de la madre de María José Molina, quien fue reclutada por el Frente 33 de las FARC. Hay muchos familiares de reclutados que no se atreven a denunciarlos, porque sienten que les van a matar o las consecuencias serán muy drásticas por parte de este tipo de organizaciones al margen de la ley. ELN eln-voces.com -¿Cuentan con investigación analítica y de campo que concluya de manera firme que hay tal reclutamiento como una labor sistemática? -Hemos hecho un cruce de los niveles de deserción escolar en frontera, en comparación con la del resto del país. Tenemos un estudio de cómo porcentualmente la media de los estados fronterizos es superior, pero además de que la deserción es directamente proporcional (al aumento de integrantes de la guerrilla): a mayor número de deserción, mayor vinculación a los grupos irregulares de Venezuela. -¿Recluta forzosa? -No. El reclutamiento no es ni siquiera forzoso en muchos casos: me estoy atreviendo a recoger testimonios para afirmar que la guerrilla es muy bien vista por habitantes de la frontera; porque ante el Estado que no da condiciones, la guerrilla garantiza elementos que el Estado no da. La guerrilla lleva regalos a los niños, entrega la caja Clap, lleva música por medio de cinco emisoras. Ofrece cosas que el Gobierno no da y hay una población que siente gratitud por ello. -Aleteia estimó recientemente, con el respaldo de estudios de diversas instituciones y reportes de la prensa especializada, que “un venezolano ‘vale’ 300 dólares por mes” para trabajos vinculados con el crimen organizado. ¿Manejan en FundaRedes ese tipo de cifras y situaciones? -Sí, lo confirmamos. En efecto, llegamos a pensar que diariamente pudieran estar ganando entre los 30 mil y 50 mil pesos. Eso estaría entre los 10 y 15 dólares, al cambio, lo que implica mensualmente unos 400 dólares. Es decir, el monto oscila de los 300 dólares hacia arriba, hasta los 500. Galería fotográfica -Habitualmente se ve afectada la población más joven, incluso los niños… ¿Por qué? -Personas con edades bajas, porque es la población con más desesperanza, y es la que trabaja con mayor agilidad. (Los grupos irregulares) requieren personal que implique rapidez y eficiencia en sus operaciones. Tenemos imágenes en los que la guerrilla juega con los niños, la guerrilla va a la escuela, (los niños) colorean sus revistas. Les entregan útiles escolares a los niños: cuadernos y material ideológico, con alegoría al grupo irregular. Y con alevosía, porque lo entregan en presencia de directivos y profesores ¡y nadie puede decir nada! Pero además, frente a la necesidad, ¿quién va a decir algo, si no hay cuadernos y ellos les dan cuadernos? ¿Quién pinta las escuelas? Un programa de una fundación que tienen (los guerrilleros). Entonces, terminan haciendo lo que el Estado no hace. -También usan símbolos… Sí. De hecho, en las escuelas hay murales de la guerrilla colombiana. Como ocurría con Pablo Escobar: ellos han venido utilizando la figura de su comandante fundador, Camilo Torres, quien fuera sacerdote; incluso, una sede de la Universidad Bolivariana en Rubio (en Táchira, en frontera con Colombia) es el rostro de este sacerdote. Lo usan porque están en un pueblo católico, defensor del sacerdote como líder. Usan la imagen de la Iglesia para crecer simbólicamente en un Estado. Te puede interesar: “Minería ilegal en Venezuela financia a la guerrilla y el ELN de Colombia” Aún se escucha el clamor del Papa Benedicto XVI (en 2011) cuando imploró a Dios el cese de la violencia en Colombia. Ayer como ahora, la Iglesia Católica pide que acaben “cuanto antes” las situaciones “que han causado tanto dolor”, y que los colombianos puedan gozar de una paz estable, justa y verdadera. “No se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza y no pierdan la sonrisa”, dijo por su parte el Papa Francisco durante su visita a la nación cafetera. ¡Un deseo con mayor vigencia que nunca! Ya que estás aquí ... ... nos gustaría decirte algo más. ¡Cada vez estás leyendo más Aleteia, y nos emociona ser parte de tu vida! Nuestro equipo continúa su misión todos los días, trabajando para alentar e inspirar la vida cristiana. Queremos que nuestros artículos sean accesibles a todos, que no cuesten nada - pero el periodismo de calidad tiene un coste... más de lo que la publicidad puede cubrir. Para continuar nuestros esfuerzos de alimentar e inspirar a nuestra familia católica, tu apoyo es de gran valor Fuente:

29 de agosto de 2018

Inocencia tras las rejas ' AnaRodriguez Brazón

Ana Rodríguez Brazón.- El “qué quiere ser cuando se grande” de Fravier Bello, un adolescente de 16 años, cambio hace cuatro meses por unos barrotes tras ser acusado por terrorismo y porte de municiones, delitos que seguramente ni él mismo sabe lo que significan, pero de los que el Gobierno de Nicolás Maduro lo acusa. Fravier desde hace unos dos años vivía en la calle. Sus familiares abandonaron el país y él quedó solo. “Hace un año lo ayudamos. Tenía sarna, le dimos un lugar para dormir, comida, trabajo. Hacía sus labores con nosotros. Luego volvió a la calle y nuevamente lo recuperamos”, relata con tristeza Alexander Marquina, presidente de la fundación “Quédate con Nosotros, Señor”, la cual se ha encargado del niño. Marquina no descansa. No solo porque tiene que estar pendiente de la fundación y de los servicios que presta a jóvenes de la calle, sino que pasa largas horas en el Palacio de Justicia, a las afueras del penal de Cochecito o de reunión en reunión buscando la manera de demostrar la inocencia de su apadrinado. Desde aquel 18 de abril de 2018, la vida de Marquina cambió. Ese día perdió comunicación con Fravier y días después se enteró que el joven se encontraba en El Helicoide, señalado de estar inmerso en hechos de conspiración, los cuales “develó” el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol; al dar detalles de la Operación Gedeón II, ocurrida en un allanamiento a la casa de Manuel Da Costa, activista del Movimiento Nacionalista Vasco Da Costa. Bajo una llovizna a las afueras del Palacio de Justicia, en el centro de Caracas, Marquina relata que el niño “estaba cuidando una casa en Baruta. Le hacía mantenimiento al lugar”. Desde la fundación le concedieron el permiso a Fravier para tomar este trabajo al este de la ciudad, que realizaría a la par de sus quehaceres en la institución, como aprender a tocar percusión, cantar las misas y llevar comida a los más necesitados. Pero nunca se imaginaron que se encontraría en el sitio equivocado. Marchaba por comida La vida de este joven no ha sido fácil, ahora menos, cuando a su corta edad ya conoce dos cárceles, no ha podido recibir visitas y pareciera que se esfuman las esperanzas de ver la libertad, pues debido a que Marquina no es un pariente, ni siquiera ha podido ver el expediente del caso. El hambre también ha sido parte de las dificultades de Fravier. Durante las manifestaciones de 2017 el niño asistía en busca de alimento, pues siempre había alguien dispuesto a darle algo para mitigar el ruido de su estómago. “Él nos confesó que iba a las marchas por comida, no porque le pagaran sino que la gente le daba comida”. Durante las manifestaciones, Fravier conoció a Da Costa, a quien sería su empleador y por quien erróneamente iría a la cárcel. Luego de esta operación realizada por el Gobierno, cuando estaba en El Helicoide, Marquina pudo ver un día al niño, en esa oportunidad tenía un golpe en la cabeza posiblemente hecho por otros presos. “El niño estaba deprimido. Nos preocupa su estabilidad emocional”. Desde que está en Cochecito también se les ha dificultado llevar la comida al menor. “Nos han amenazado en no llevar nada. Como la fundación trabaja en colaboración con el Ministerio Servicios Penitenciarios hemos podido llevarle algunas cosas a la cárcel. El joven hasta ahora no ha tenido audiencias”, explica el vocero. Sin una familia que vele por él, el proceso de defensa está en manos de organizaciones como el Foro Penal. “Hago un llamado para que se pongan la mano en el corazón, es un niño que quiere soñar, estar libre, vivir en un país diferente”, repite Marquina, quien ya logró una autorización del Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, para ver y responsabilizarse de Fravier, pero aún así no ha podido contactar al menor. Periodismo al servicio de la gente y por la democracia. Nuestro propósito es aportar información oportuna, precisa y responsable, en momentos sombríos para la prensa venezolana. Fuente http://www.latribunadetodos.com/inocencia-tras-las-rejas-fravier-bello-el-nino-que-tiene-preso-maduro/">

14 de febrero de 2018

Sin niños no hay Patria Luisa Pernalete

Descripción: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEir-ZstuzjOkF6emRANlQooU_c6Sa7OqoLGVZ1vcoSfHOG8jJoN1bxOSG09maMWE1bPrS_M7QGa8tw8UwVAWThyphenhyphen7J22iZYcme6XYeTpDKlYCIXWv-7AzHsgBJzUhssVFeJavVWDU7qXyeY/s200/mi+lok.jpg Valentina quiere trabajar para ayudar a su mamá a comprar comida. Ese deseo hasta bonito es, habla de la sensibilidad de una hija que ve los agobios de la madre, viuda, con mil cosas que atender. Ese hecho no sería noticia si no fuera porque Valentina tiene 6 años, estudia primer grado y debería estar ocupada en jugar a “las vecinitas” y en aprender a leer y escribir. “Tú dices que a los niños no le dan trabajo, pero yo conozco un compañerito que recoge latas y le pagan”. Este relato de Valentina me hizo llorar. ¿Hay alguien que pueda decir que los niños están siendo protegidos en este país? ¿Viven su vida de niños? Hay muchos que ni llegan a la escuela. Datos terribles circulan por todos lados. Solo voy a mencionar algunos. “Mueren 12 niños por desnutrición en el hospital de Maturín”, (Efecto Cocuyo, 1/02/18). La información la dio la jefa de emergencia pediátrica de ese hospital. Estamos hablando de casos del 2018. Y lean este otro: “Mueren 7 niños waraos de comunidades indígenas del Municipio Antonio Días”. La información la leemos del Observatorio de derechos Indígenas Kapé-Kapé . Y completa este dato triste, que los padres de los niños que presentaban cuadros de diarrea, vómito y desnutrición severa, acudieron a dispensarios del Delta pero en esos centros de salud no había remedios. Esas muertes se produjeron entre el 26 y el 27 de enero. Mientras, la Ministra de Asuntos Indígenas lo que reporta es que líderes indígenas participarán en Caracas en una plenaria en una actividad en el marco del Congreso del Plan de la Patria. ¿Patria sin niños? Completemos este cuadro trágico recordando que Cáritas ha estado informando sobre el incremento de la desnutrición de los niños en el país “En el 2017 atendimos el doble de niños que en el 2016”, dijo Susana Rafalli a los Obispos cuando habló ante la CEV a principios de enero. Según Cáritas, datos arrojados por el Monitoreo de la Situación Nutricional en niños menores de 5 años, 68% de los evaluados presentó algún grado de desnutrición; y lean este otro: de 5 a 6 niños mueren cada semana a causa de la desnutrición. Sigan a la ONG Prepara Familia, la cual permanentemente informa sobre la situación de los niños y niñas del Hospital de J. M de Los Ríos. Niños con cáncer sin tratamientos, niños que mueren en edades para jugar. Imposible no mencionar la drástica caída de la asistencia escolar en escuelas de Fe y Alegría – y suponemos que en el resto también – en lo que va del 2018. Causas: falta de alimento, falta de transporte y/o de efectivo para pagar el escaso transporte que todavía queda funcionando. Hay que añadir ahora las renuncias de maestros, aun gustándole lo que hacen. “No puedo comer con lo que gano”, me dijo hace unos días una profesora. Podemos trabajar sin pizarras, sin ventiladores, pero sin maestros no. Y sin educación, ¿Qué presente y qué futuro pueden tener los niños? ¿Qué Patria es esta? Sin niños sanos, sin niños vivos, no hay Patria posible. Hay que insistir que según nuestra legislación vigente, los derechos de NNA son Prioridad Absoluta, y no se cansa uno de repetir que eso es obligación en primer lugar del Estado que es la institución que maneja recursos públicos, diseña y ejecuta Políticas Públicas. Puede parecer una tontería y hasta una necedad repetirlo, pero se supone que no estamos en la selva, en donde impera la Ley del Más Fuerte, sino en una sociedad con instituciones que conocen sus deberes. Y aún si no tuviéramos leyes que obligan al Estado, está la sensibilidad de los seres humanos. Un solo caso de muerte por desnutrición debería movilizar recursos, llámelo como quiera: canal humanitario, emergencia, no soy especialista, pero tengo ojos, veo niños desmayándose en el metro de Caracas; sabemos da casos concretos de los que no están yendo a la escuela; escucho historias de todo el país, como la de Valentina; un solo relato basta para que uno se conmueva, aunque no conozca las víctimas con nombre y apellido. Ser gobierno implica responsabilidades. No se puede argumentar “ignorancia” frente a lo que está pasando. Por omisión también se peca. Pero si fuera falta de información, para eso está la sociedad civil, para eso estamos nosotros, para hacer llegar a los que toman decisiones estos datos, para recordar, para exigir. Y si usted, que me lee, no forma parte del gobierno entonces no se quede esperando saber cuántos niños más mueren. Haga lo que esté ´a su alcance. Apoye iniciativas, de las muchas que hay, pequeñas unas y grandes otras. Apoye acciones que no resolverán el problema global pero contribuirán a mitigar los rigores de esta emergencia que unos no quieren ver. Luisa Pernalete https://parahacerlaspaces.blogspot.com/2018/02/sin-ninos-no-hay-patria.html