Asociación Muchachos de la Calle

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21 de octubre de 2017

Pena de muerte para niños? de Luisa Pernalete

Nueve años es una buena edad para jugar, no para intentar asaltar un banco. Aunque usted no lo crea, a los dos días de la procesión de la Divina Pastora, un chico de esa edad, con otros dos de 11 y 12 años, fueron encontrados en la sede de una entidad bancaria ubicada en la avenida Lara de Barqusimeto. El trío infantil había abierto un boquete en el techo del establecimiento, la alarma de seguridad sonó y el gerente, acompañado de la policía, en horas de la madrugada, sorprendió a los chicos. ¿No es un hecho terrible? Por supuesto, la noticia salió en toda la prensa local y en la edición digital de uno de los medios, el comentario de un lector me dejó sin aliento: “ Si eso piensan a esa edad, mejor que no los dejen llegar a adultos”. ¿Qué les parece? Confieso que no sé qué me dejó peor, la imagen de los pequeños presuntamente queriendo asaltar el banco o el comentario del adulto pidiendo “pena de muerte” para los muchachos. Ese asalto frustrado me hizo recordar el caso de Dieguito, asesinado hace unos 3 años en Ciudad Guayana, a los 12 años ya había matado a siete personas. Desde los 8 andaba asaltando con pistola en manos por las calles de Puerto Ordaz. El niño había sido entrenado por una banda de adultos. Lo agarraban y lo soltaban porque era menor de edad y a las autoridades no se les ocurrió que Diego necesitaba ayuda, salir de la influencia de la banda que lo utilizaba. No recuerdo que a esos adultos se les capturara. Se le aplicó pues la “pena de muerte” de hecho, lo mismo que el comentarista barquisimetano sugirió para los involucrados en el caso mencionado. Los niños no nacen delincuentes, aprenden con lo que ven a su alrededor. Se supone que la familia, la sociedad y el Estado deberían velar por el derecho de los niños a vivir una vida de niños, Se supone que son “prioridad absoluta”. Pero las propuestas que se escuchan a veces para abordar el problema son a veces aumentar los años para privarlos de libertad en caso de delitos graves o la pena de muerte, como lo hemos comentado en estas líneas. El Comité de Derechos del Niños en Ginebra, cuando la delegación venezolana rindió su informe en septiembre del año pasado, preguntó cuántos adolescentes en problemas con la ley estaban privados de libertad, ni eso está claro, mucho menos está cuáles políticas públicas de prevención evitar casos como el de Dieguito o el del trío con un libreto propio de una película. Las respuestas fueron tan imprecisas que se puede sospechar que no existen. Los niños y adolescentes en riesgo están desatendidos. No hay que seguir esperando que mueran antes de tiempo. 2.01.15

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