Asociación Muchachos de la Calle

Asociación Muchachos de la Calle

30 de octubre de 2017

La imposible poesia de la evasión ' Anna Maria Tiziano ' La Voce d'Italia

L’impossibile poesia dell’evasione Pubblicato il 29 ottobre 2012 da redazione CARACAS.- Affacciati nel ricordo di un “pupazzetto di pezza”, il nostro sguardo si ferma su un disegno ingenuo… “Gracias por su Apoyo”… v’è scritto a lettere elementari. Un ricordo caro, dell’”Asociacion Muchachos de la Calle” fondata da Gustavo Misle e Deanna Albano… Ne seguiamo l’incredibile lavoro da ormai quasi trent’anni. Deanna e Gustavo: un esempio di lealtà, di generoso amore verso chi l’amore non l’ha mai conosciuto. Ci riferiamo al “Barrio – Los Erazos” dove molti bambini hanno imparato a “parlare” di se stessi attraverso il disegno, l’elaborazione artistica della carta, le visite guidate, nella culla della cultura europea: Firenze.. Gustavo Misle, che ha saputo adoperare il “linguaggio della sensibilità profonda” con i suoi “muchachos”, giorni fa ha visto un suo ingenuo lavoro artistico guadagnarsi la “Mencion Especial” nel “Primer Salon del Paisaje” indetto dall’”Instituto de lasArtes de la Imagen y el Espacio” del “Ministerio del Poder Popular para la Cultura” del Governo Bolivariano del Venezuela . Adesso è esposto nel “Museo de Bellas Artes” di Caracas. Si tratta di un acrilico su tela (100x80cm.) raffigurante lo scorcio del quartiere metropolitano “Los Erazos”… Piccole casette, quasi una sull’altra e tante…tantissime antenne di televisione. Perchè? Che significano tutte queste antenne in una piccola viuzza di quartiere? -Sai, le persone non siedono più fuori la porta di casa a chiacchierare…Sai, ogni anno la violenza della capitale uccide tantissimi esseri umani ( potrebbero riempire totalmente il “Poliedro”)… Si tratta anche di “balas perdidas” ed allora la gente si chiede:”Mas alla de la “nueve milimetro”, que tenemos?”… e la risposta è :”La Television”! Una gamma di spettacoli trasmessi da tanti luoghi…magari “inventati” ma che in fondo intrattengono chi non vuole uscire di casa…chi ha paura di affrontare un fine settimana “all’aperto”. – Perchè Gustavo? Che sta accadendo? – Vedi, in America Latina non si è prodotto il “sogno collettivo”…ed allora, con cosa contiamo? Prima, una volta, i ragazzi parlavano dei loro progetti e, molti dei nostri “muchachos” lo facevano attraverso il disegno, la pittura… Oggi, è come se tutto si fosse cristallizzato…un tempo senza tempo… Allora, io mi sono chiesto: “Ma come sono nati i “barrios”’? Cosa ha motivato le persone?..Ed ho scoperto che sono state le donne”.. – E perchè? -Una volta, le donne ascoltavano le “radionovelas” e…sognavano. …Sognavano la Capitale e, piano, piano, hanno lasciato la vita del “pueblo” per cercare di vivere, magari,dei sogni che non si sono mai realizzati… È sempre stata la popolazione femminile a cercare, attraverso gli stimoli radiofonici, (ed oggi televisivi), una vita “parallela”… Mi chiedi il “perchè di tante antenne” nel mio disegno: perchè così adesso, è il “barrio”…tante antenne per “scegliere” la “fantasia che si vuol vivere”…Lontani dalla violenza di tutti i giorni…dalle “balas perdidas”. Oggi, purtroppo, non esiste più lo “spazio comunitario”… Dopo le ore 18,00, certe zone di Caracas è meglio non percorrerle. – E allora ci rifugiamo in un “mondo fittizio”? -Non tanto “fittizio”. Io direi… quasi parallelo, cercando un qualcosa che ci “addolcisca” un poco la realtà. Vedi – sottolinea Gustavo- c’è la decadenza del mondo occidentale, dei suoi simboli – le società stanno cercando con affanno quel “qualche cosa” che motivi l’esistenza. Purtroppo ci stiamo convertendo tutti in “cittadini mondiali” attraverso i vari mezzi di comunicazione “lampo”…Si assume un nuovo linguaggio (corretto o no)…si ha l’impressione di”condividere tutto con tutti” ma è solamente l’impressione…Non abbiamo potuto produrre nuovi simboli e quelli vecchi, sono già superati. Il problema attuale, secondo me, è che non ci sono idee…Nel mondo moderno, siamo ormai una “bestia illustrata”: l’antenna parabolica è un “mondo simbolico”…il simbolo di una “società in decadenza”. L’incontro con Gustavo, nonostante tutto ciò che abbiamo conversato, ci riempie di allegria… Esistono ancora persone come lui che parlano “guardandoci negli occhi” senza la necessità di una “tecnologia superintelligente”… E…. parlando così, alla “vecchia maniera”, possiamo vivere ancora la gioia di veder affiorare qualche lacrima d’emozione…”nature”…… come una volta! Anna Maria Tiziano

21 de octubre de 2017

Una región sostenible requiere niñas y mujeres adolescentes empoderadas OIT

Las niñas y adolescentes mujeres tienen un alto potencial para transformar el mundo a uno más sostenible y justo. Ellas cumplen un rol importante en la ruptura del círculo de pobreza de sus familias y comunidades; sin embargo, en América Latina y el Caribe muchas de ellas enfrentan grandes obstáculos para hacer cumplir sus derechos y son víctimas de diversas formas de discriminación y abusos En el marco del Día internacional de la niña, se hace imprescindible visibilizar la problemática que viven millones de niñas y adolescentes mujeres, sobre todo bajo el contexto actual de crisis que padecen varios países de la región a raíz de los conflictos y desastres naturales. Por ello, este año América Latina y el Caribe se une a la campaña “Empoderar a las niñas: Antes y después de la crisis”, propuesta por las Naciones Unidas. En contextos de crisis, las niñas y adolescentes mujeres conforman el grupo más vulnerable, pues están mayormente expuestas a situaciones peligrosas y delictivas, como las peores formas de trabajo infantil. Además, según la Unesco, las niñas que viven en zonas de conflicto tienen dos veces más probabilidades de dejar el colegio que los niños, lo cual compromete en su adultez la posibilidad de acceder a trabajos decentes y ser económicamente independientes. El trabajo infantil perpetúa la desigualdad y fomenta conductas discriminatorias hacia las niñas y adolescentes mujeres. Al respecto, debido a los roles de género y los estereotipos que existen, los niños y las niñas realizan distintos trabajos, siendo las mujeres las que se encuentran en mayor desventaja. Según las últimas estimaciones mundiales, aunque la mayoría del trabajo infantil lo realizan niños y adolescentes varones, son las niñas y adolescentes mujeres las que realizan actividades infravaloradas, como el trabajo doméstico y el cuidado de personas, que son dificilmente visibles a las autoridades. En varias culturas, las hijas mujeres suelen ser discriminadas en favor del hijo varón. Por ejemplo, es al hijo varón al que se le da la prioridad o facilidad para ir a la escuela. Las niñas son reservadas para colaborar con las tareas del hogar y el cuidado de los hermanos y hermanas menores u otros parientes. En esta línea, contruir una región sostenible implica empoderar a las niñas y adolescentes mujeres y asegurar la igualdad de género. Según la Organización Internacional del Trabajo, seis de las nueve metas para alcanzar la igualdad de género (ODS 5 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible) están estrechamente vinculadas con la Meta 8.7 sobre poner fin al trabajo infantil, puesto a que ello ayudará a reducir las formas de violencia, discriminación e inseguridad con las que conviven. En contextos de crisis, también es importante promover la participación de este grupo en la búsqueda de respuestas e intervenciones que prioricen el apoyo y protección a niñas y adolescentes mujeres. Luchar por el respeto de los derechos de las las mujeres, en especial de las personas menores de edad mujeres, contribuye a que los países reduzcan sus tasas de mortalidad maternal e infantil y el aumento de la participación de la mujer en el sector laboral. De esta manera, América Latina y el Caribe podrá hacer frente a la desigualdad, trabajo infantil, violencia y discriminación para dar pase a un futuro mejor y equitativo para todos y todas. Fuente: http://white.lim.ilo.org/ipec/alcencuentros/interior.php?notCodigo=2239

Pena de muerte para niños? de Luisa Pernalete

Nueve años es una buena edad para jugar, no para intentar asaltar un banco. Aunque usted no lo crea, a los dos días de la procesión de la Divina Pastora, un chico de esa edad, con otros dos de 11 y 12 años, fueron encontrados en la sede de una entidad bancaria ubicada en la avenida Lara de Barqusimeto. El trío infantil había abierto un boquete en el techo del establecimiento, la alarma de seguridad sonó y el gerente, acompañado de la policía, en horas de la madrugada, sorprendió a los chicos. ¿No es un hecho terrible? Por supuesto, la noticia salió en toda la prensa local y en la edición digital de uno de los medios, el comentario de un lector me dejó sin aliento: “ Si eso piensan a esa edad, mejor que no los dejen llegar a adultos”. ¿Qué les parece? Confieso que no sé qué me dejó peor, la imagen de los pequeños presuntamente queriendo asaltar el banco o el comentario del adulto pidiendo “pena de muerte” para los muchachos. Ese asalto frustrado me hizo recordar el caso de Dieguito, asesinado hace unos 3 años en Ciudad Guayana, a los 12 años ya había matado a siete personas. Desde los 8 andaba asaltando con pistola en manos por las calles de Puerto Ordaz. El niño había sido entrenado por una banda de adultos. Lo agarraban y lo soltaban porque era menor de edad y a las autoridades no se les ocurrió que Diego necesitaba ayuda, salir de la influencia de la banda que lo utilizaba. No recuerdo que a esos adultos se les capturara. Se le aplicó pues la “pena de muerte” de hecho, lo mismo que el comentarista barquisimetano sugirió para los involucrados en el caso mencionado. Los niños no nacen delincuentes, aprenden con lo que ven a su alrededor. Se supone que la familia, la sociedad y el Estado deberían velar por el derecho de los niños a vivir una vida de niños, Se supone que son “prioridad absoluta”. Pero las propuestas que se escuchan a veces para abordar el problema son a veces aumentar los años para privarlos de libertad en caso de delitos graves o la pena de muerte, como lo hemos comentado en estas líneas. El Comité de Derechos del Niños en Ginebra, cuando la delegación venezolana rindió su informe en septiembre del año pasado, preguntó cuántos adolescentes en problemas con la ley estaban privados de libertad, ni eso está claro, mucho menos está cuáles políticas públicas de prevención evitar casos como el de Dieguito o el del trío con un libreto propio de una película. Las respuestas fueron tan imprecisas que se puede sospechar que no existen. Los niños y adolescentes en riesgo están desatendidos. No hay que seguir esperando que mueran antes de tiempo. 2.01.15

4 de agosto de 2017

Niños ¨martires y el olvido de los hipocritas'' Milagros Socorro

@MilagrosSocorro Héroes | Mártires | Neomar Lander | Protestas | Se acumulan los nombres de muchachitos asesinados en protestas, 22 según Cecodap. Vidas que se desparramaron en el asfalto de la lucha contra desalmados. Homenajes se suceden y frases hechas se vociferan, pero esconden una realidad: son niños que mueren, más que mártires o héroes Una pregunta para quienes hablan de los “guerreros”, los “libertadores” y los “chamos cuyo sacrificio no será olvidado jamás”: diga el nombre completo de tres niños muertos en las protestas de Venezuela. Le pedimos tres. Ya. Dígalos de corrido, sin echar mano a su teléfono para buscarlos en Internet. Muy pocos responden con aplomo. La inmensa mayoría, incluso de quienes se proclaman fanáticos de los muchachitos con escudos de cartón, son incapaces de recitar los nombres de tres adolescentes asesinados por la represión. Y, según la ONG Cecodap, hasta este jueves 3 de agosto, ya se habían registrado 22 muertes violentas de adolescentes. Bryan David Jiménez Principal, de 14 años. Cayó el 11 de abril, en la urbanización Alí Primera, Barquisimeto. Carlos José Moreno Barón, de 17. Herido fatalmente en la cabeza con arma de fuego durante una manifestación en San Bernardino, Caracas. El 19 de abril. Albert Alejandro Rodríguez, de 16 . Murió asfixiado con gas lacrimógeno, en El Valle, Caracas. El 20 de abril. Yorgeiber Rafael Barrena Bolívar, de 15. Sucumbió a una descarga eléctrica en una panadería en El Valle, Caracas. También el 20 de abril. Jackson Enrique Hernández H., de 16. Lo mató una bala en Capacho Nuevo, Táchira. El 25 de abril. Armando Cañizález, de 17. Su vida fue segada por trauma penetrante en el cuello, en Las Mercedes, Caracas. El 3 de mayo. Jesús Armando Alonzo Valera, de 15. Recibió un disparo en la cabeza cuando miraba a sus vecinos robando mercancía de una carnicería, en Carabobo. El 4 de mayo. Luis Alviárez, de 17. Una metra le destrozó el pecho. En Táchira, el 15 de mayo. Yeison Nathanael Mora Cordero, de 16. Lo hirieron para matarlo, en Pedraza, Barinas. El 16 de mayo. José Francisco Guerrero, de 15. Lo mataron de un balazo, la noche del 16 de mayo. Daniel Rodríguez, de 17. Otra bala apuntada a la cabeza. En Santa Ana, Táchira. El 18 de mayo. Neomar Alejandro Lander Armas, de 17. Alguien calculó cómo meterle un proyectil en el pecho. Lo mataron en Chacao, Caracas. El 7 de junio. Fabián Alfonso Urbina Barrios, de 17. Otra bala certeramente enviada al tórax. Estaba en una manifestación en la autopista Francisco Fajardo, Caracas. Rubén Darío González Jiménez tenía 16 años cuando una bala lo mató. Oswaldo Rafael Britt fue arrollado por un camión de Hidrobolívar, en Ciudad Bolívar, a sus 17 años. A Jean Luis Camarillo de Luque la vida se le fue por una tronera en el pecho, cuando manifestaba en La Pomona, Zulia Tenía 15 años. Jean Carlos Aponte cayó a los 16, en Petare. Glimber Terán fue asesinado mientras caminaba cerca de una protesta en El Paraíso, el 26 de julio, cuando tenía 16 años. Luis Ortiz cayó en el Táchira a los 17 años. A Adrián Rodríguez le dieron un tiro en la cabeza, a los 13 años, también en Táchira. Daniela de Jesús Salomón Machado fue asesinada en San Cristóbal, el 31 de julio, a la edad en que las muchachitas celebran fiestas de 15 años. El alto porcentaje de disparos a la cabeza y al pecho despejan toda duda: fueron asesinatos perpetrados con cálculo y por asesinos fríos muy bien entrenados. ¿Sabían estos niños a lo que se enfrentaban? ¿Están conscientes los menores, y quienes deben orientarlos, de que se enfrentan a un adversario terriblemente peligroso y sanguinario?, ante quien ninguna precaución es poca. interna Más de dos decenas de niños muertos en tres meses tienen que constituir una advertencia muy seria, sobre todo para quienes teatralmente hablan de heroísmo, de víctimas propiciatorias, de memoria eterna para estos adolescentes. La verdad es, como dijimos, que a pocas semanas de estos horribles asesinatos muy pocos recuerdan sus nombres y sus caras de niñitos. Pero cierta propaganda frívola sigue urdiendo un mito según el cual a mayor cantidad de muertos más cerca estará la salida de la crisis en Venezuela. Una mentira vil. Muchos de estos muchachos, por no decir que todos, fueron a la muerte sin sospecharla. Sabían, naturalmente, que corrían un gran riesgo. Precisamente por eso se expusieron, porque el peligro les resulta excitante a los adolescentes, mucho más cuando están en grupo. Está científicamente comprobado que, cuando los adolescentes están con sus amigos, su sistema de recompensas se aviva todavía más. Comprenden el riesgo, pero encuentran muy gratificante impresionar a sus compañeros. No por nada, los adolescentes tienen cuatro veces más probabilidades de verse involucrados en un accidente de tránsito y de todo tipo, en realidad (con excepción de los laborales); y los conductores de 17 a 25 años tienen una tasa de accidentes que supera más tres veces la de aquellos con más experiencia. Tienen, además, un sentimiento de omnipotencia capaz de dominar sus cuerpos, en pleno asalto hormonal. Son cambiantes, impulsivos, temperamentales, se meten en problemas y, lo más graves, están convencidos de que la muerte no es para ellos. Eso es para los ancianos de 28 años, pero no para ellos. “La adolescencia –dice el doctor Steinberg, investigador del cerebro adolescente– se caracteriza por una sensibilidad máxima del cerebro a la dopamina, un neurotransmisor que activa los circuitos de gratificación e interviene en el aprendizaje de pautas y la toma de decisiones. Esto explica la rapidez de aprendizaje de los jóvenes y su extraordinaria receptividad a la recompensa, así como sus reacciones intensas y a veces melodramáticas ante la victoria y la derrota”. Es evidente que, al fracasar las negociaciones, el país se encuentra a las puertas de un recrudecimiento de la violencia y la represión. El propio Maduro ha vociferado su intención de radicalizar las causas que tienen al país protestando en las calles. Y tenemos razones para pensar que las fuerzas represivas no tienen límites en su crueldad, en la voracidad con que roban y la facilidad con que asesinan. Tenemos, pues, que pensar en métodos de protesta y “de calle” que disminuyan todo lo posible los peligros fatales, que son muchos. Y, definitivamente, no se debe seguir atizando la ficción que atrae a los adolescentes a una muerte que ni han calculado ni tendrá ninguna utilidad, ni será recordada por nadie, salvo sus padres. Relacionados Luces en medio de las tinieblas A propósito de los chavecitos de esquina Lo que va a ocurrir este 16 de julio A patadas contra todo “Pa’ que aprenda” Fuente:

1 de agosto de 2017

Regresaron los Niños de la Calle, Deanna Albano

Regresaron los niños de la calle En los años 90 en Venezuela se hizo evidente la presencia de niños y niñas en las calles de las principales ciudades como resultado de la crisis de estructuras sociales y familiares, y como último eslabón de una cadena de pobreza, como símbolo de la exclusión de las instituciones tradicionales: la familia, la escuela, los centros de atención, la comunidad. Los muchachos de la calle, el sector de la población más vulnerado en sus derechos en cuanto a educación y servicios básicos, pierde oportunidades de formación y capacitación, y su nivel de escolaridad es muy bajo y por ende menos capacitado para el trabajo. En definitiva son niños en lucha por la sobre vivencia en un medio urbano, y por ello se ven obligados a recurrir a estrategias, tan diversas que van desde la mendicidad hasta casos extremos como la ocurrencia de hechos ilegales, en la mayoría de los casos inducidos por adultos. Sin embargo, desde un punto de vista educativo todos conforman parte de los niños ausentes, en mayor o menor grado, del sistema escolar es decir que no están a cargo de ninguna institución para su formación e integración. (UNESCO, 1995:17) En la calle un “circulo vicioso” rodea a estos muchachos, empezando por el adulto que lo induce a cometer delitos, la madre que le acepta el dinero y objetos para la casa, como la nevera que siempre soñó, sin preguntar el origen del dinero. El policía que le quita la mercancía o el dinero sustraído, y lo deja ir libre. El comerciante comprador de los objetos robados. El de la recuperadora de metales le compra los objetos y le paga con drogas. Cuando el muchacho es detenido, muchas veces sin entender el porqué, es recluido en una institución que no tiene talleres de formación laboral, no tiene espacios educativos, no tienen biblioteca y mucho menos personal especializado para atenderlo En esa institución son violados sus derechos a la salud, a la educación, al uso del tiempo libre. Y un elemento importante se olvida su condición humana. El Estado intentó abordar esta problemática, hubo una considerable movilización de recursos humanos y financieros, los esfuerzos fueron visibles y notorios. En la década de los noventa hubo una explosión de acciones, intervenciones, proyectos, programas, planes de política social a favor de la infancia. Con el propósito de proporcionar un marco legal al niño y adolescente, se promulgaron leyes, surgieron y se desarrollaron importantes contribuciones a la definición de políticas públicas para la protección de la infancia y la familia. Igualmente hubo una efervescencia de modelos de intervención. Numerosos congresos, sobre los derechos de los niños, seminarios, foros, innumerables folletos, trípticos, videos, dieron cuenta de una gran cantidad de proyectos a favor de los niños de la calle. Sin embargo la mayoría de estos programas no arrojaron los resultados esperados, algunos fracasaron u tuvieron que reformular sus objetivos. El motivo fundamental fué la ausencia de investigaciones que proporcionaran la información necesaria para prevenir la situación de los niños que hacen de la calle su forma de vida. Por otra parte la promulgada Ley Orgánica de Protección para el Niño y Adolescente ( LOPNA 2000) que si bien es bastante completa en su formulación, y hay que reconocer que la LOPNA representa un avance jurídico incuestionable, sin embargo en la práctica sostenida a través de los últimos años, la situación de la infancia y adolescencia y en especial de los niños de la calle y de los niños trabajadores en la calle Si bien el conocimiento de los niños en circunstancias especialmente difíciles aumentó, por otra parte se acentuó la brecha entre la magnitud del problema y la capacidad de respuesta de los organismos competentes. Pero además con la primera reforma de la LOPNA, en 2007, se eliminó la participación de la sociedad civil, se aniquiló el Sistema de responsabilidad penal del adolescente, y como consecuencia: no mejoraron las condiciones que enfrentan los niños y adolescentes en conflicto con la ley, que requieren de una medida de privación de libertad. No se garantiza un mejor trato para ellos de parte de las autoridades policiales y las mismas no están capacitadas para la atención a estos adolescentes. No se cuenta con instituciones, locales y personal especializado para una adecuada atención de esta población y tampoco se cumplen las medidas no privativas de libertad que establece la LOPNA, Tampoco se asignaron recursos suficientes para atender con programas y proyectos no sólo a este grupo complejo en formación humana, sino que el resto de iniciativas para la prevención con políticas educativas, sociales, asistenciales, recreativas y culturales, fueron desmanteladas en toda su concepción administrativa y jurídica. Con la segunda reforma de la LOPNA en 2015 en lugar de fortalecer el Sistema de Protección, sucedió todo lo contrario y se debilito mucho más, y lo más grave se esfumó la responsabilidad de un ente Rector encargado del diseño de politicas publicas a favor de la niñez, y mucho menos de evaluar los programas. . A lo largo de los últimos años aparentemente disminuyó el interés hacia los niños de la calle, al cambiar de nombre hacia niños de la patria. Esta población perdió visibilidad, por la brutal represión de la policia y los muchachos se replegaron a los barrios. Aumentaron los homicidios de niños y adolescentes. En fecha reciente 19 de Marzo un hecho lamentable acaecido en horas de la madrugada en el bulevar de Sabana Grande, cuando un grupo de niños y adolescentes presuntamente involucrados en la muerte de dos funcionarios de la Guardia Nacional, fueron detenidos por las autoridades. La adolescente supuestamente implicada fue reseñada por los medios impresos esposada y con la cara descubierta, contraviniendo lo establecido en el Articulo 65 de la LOPNA y vulnerando sus derechos de privacidad. Lo más grave fue la falta de ética de supuestos periodistas al reseñar la noticias con infelices y desafortunados titulares. El drama de los niños de la calle, convertidos por la prensa, en sanguinarios vicitimarios, irrumpió en la conciencia de la sociedad, ocupando multiples espacios, pero nadie se preguntó: ¿Dónde están esos programas gubernamentales que efectivamente encaucen a nuestros niños, niñas y jóvenes a ser verdaderos revolucionarios de la cultura de la vida, de la paz, del progreso y no de la cultura de la muerte que los lleven a matar, a delinquir, a tomar las armas para defender una patria que los asesina cobardemente y los priva de la posibilidad de vivir? Este pequeño grupo niños y adolescentes privados de sus derechos a la vivienda, salud, educación, a vivir en familia y ahora despojados de sus necesidades de un juicio justo y sin derecho a la defensa, lamentablemente no serán atendidos por un personal especializado, ni serán referidos a una institución adecuada porque simplemente no existen.

8 de mayo de 2017

Los Niños de la Resistencia

Fuente: niñosenresistencia 04/05/2017 | FOTOGRAFÍA DE PORTADA: EMILY AVENDAÑO | FOTOGRAFÍAS EN EL TEXTO: ANDREA HERNÁNDEZ Y NELSON OVALLES Emily Avendaño @Emily_Avendano Guarimba | Hambre | Niños | Oposición | Protesta | resistencia | La resistencia no es exclusiva de los más grandes. Su músculo se fortalece con niños. Nadie se pregunta por qué están allí. Se cuelan entre la masa y también asumen la vanguardia. Han aprendido a preparar bombas molotov y a devolver lacrimógenas. La razón es única y compartida: tienen el estómago vacío Una espiral de gas lacrimógeno se dibuja en el cielo. La batalla tiene lugar unos pocos metros más abajo, en la avenida Sur de Altamira. Cada tanto estalla un ruido seco: el de los propulsores de bombas. Pese a que tienen 13 y 15 años de edad no se arredran. “Cuando bajemos eso va a estar rudo”, dice el más grande. Mientras al pequeño le pican los pies por salir corriendo a meterse en la candela. Cada vez que trata de acercarse al enfrentamiento entre manifestantes y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) chocan las metras que tiene guardadas en el bolsillo de su mono escolar. El mayor también viste con el pantalón del uniforme; pero no están en clases. Son uno más en la pelea. Nadie los detiene a pesar de sus edades, ellos mismos no permitirían que lo hicieran. “Estamos aquí porque queremos un cambio y un país mejor. Para eso es que hay que luchar, y este Presidente no nos quiere ayudar. Queremos un cambio”, insiste el de 13. Se niegan a dar sus nombres. Explican que son de El Paraíso y llegaron hasta Altamira en un autobús. Están preparados. El de 15 tiene un guante grueso en la mano derecha —la que usa para devolver las bombas— y un pedrusco agarrado firmemente en la izquierda. Usa además gorra, lentes y tapabocas. El de 13 lleva casco, pero no guantes. Necesita las manos libres. Se defiende con una china. Allí, todavía más cerca de la avenida Francisco de Miranda que del enfrentamiento, ya la tiene cargada. Para eso son las metras. A ellos se les unió un tercero que dice ser de José Félix, en Petare. Dice que también tiene 13 años, aunque a duras penas supera el metro de altura. Parece de siete. Él no tiene nada que lo proteja. Ni siquiera la mezcla de bicarbonato con agua, que sirve para contrarrestar el ardor de los gases. No le hizo falta. Al rato se le ve con la cara cubierta con un trapo a guisa de capucha saliendo de entre la muchedumbre. Había conseguido un escudo de madera y corría de la avenida Del Ávila a la Sur gritando: “¡Vienen de aquel lado!”. Hablaba de los guardias. El aviso sirvió para que quienes se concentraban más arriba pudieran moverse y sortear la humareda tóxica. Niños-en-protesta-2 cita-niño-5 No es una rareza que menores de edad participen en las manifestaciones. Una estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) a la que también le gusta estar al frente dice que los ve todo el tiempo. “Yo he hablado con ellos. Uno de los grupos se hace llamar la resistencia del 23 de Enero y son puros carajitos. El que parece ser su líder tendrá 16 años. Los demás tienen 12 o 14. He visto chamitos así en la avenida Victoria, El Paraíso, Chacao. Tienen hambre, y esta es su manera de descargar su rabia”. Libia Álvarez, paramédico de la Cruz Verde, también ha visto niños lanzando piedras a la GNB por los lados de El Sambil y el CCCT. “Por lo general están allí pidiendo algo de comer, andan descalzos y en muy malas condiciones de higiene”. Un grupo de manifestantes del este de la ciudad incluso se unió para regalarles zapatos, camisas y morrales a chamos de entre 15 y 18 años que constantemente ven en Las Mercedes y Altamira. “Son de zonas populares. Cuando hablamos con ellos lo que nos dicen es: ‘Los sifrinitos tienen como irse. Nosotros no. Tenemos que echarle bolas aquí”. cita-niño-4 Prepara la “morrocoy” Ese 3 de mayo de 2017 en Altamira ninguno dijo vivir en la calle. Los chamos reconocieron que estaban allí escapados de sus padres. Uno de 16 años de Pinto Salinas también se movía entre una avenida y la otra del sur de Altamira. Llegó hasta el lugar a pie con la intención expresa de participar en la manifestación. “Nadie sabe que estoy aquí y no me da miedo. Lo hago porque es una lucha, porque no tengo comida. Ahora estoy con los convives —compinches de guarimba— y ellos son los que me regalan un poquito”. De nuevo una nube venenosa se cierne sobre la avenida Sur, pero ni él ni sus compañeros corren. Están aclimatados. “Tranquilos, tranquilos. No corran”, advierten a la masa. Un grito aumenta la tensión: “¡Médico! Hay un herido”. La exhortación resuena con fuerza. De repente entre la multitud una moto que lleva a alguien inconsciente. La escena, aunque de terror, al final se repite muchas veces. En algunas oportunidades no son motos, sino dos combatientes llevando a cuestas a un asfixiado; o a alguien cojeando por el impacto de una bomba. Comienza un murmullo. Parecen ser cacerolas, pero no lo son. El metal suena diferente. Poco a poco aumenta en decibeles. Es el tronar del muro que resguarda el terreno de Altamira Sur. El ruido no molesta. Es un llamado al aguante. Se hace más fuerte a medida que se dibujan líneas de gas sobre las cabezas de los manifestantes. Es entonces cuando Carlos Véliz se deja ver. Es de Guatire y tiene 16 años. “Estoy aquí porque quiero defender mi futuro. Si no lo hacemos ahorita después no habrá nada. Solamente una dictadura y cómo voy a hacer yo”. Carlos tiene una misión en la batalla aunque no sepa muy bien cómo pronunciarla: “Mi función es lanzar piedras y las bombas… ¿morrocoy? Esa vaina. Lo aprendí aquí. Se hacen con un poquito de gasolina y tierra para que se expanda”. Niños-en-protesta-1 cita-niño-3 Es un trabajo de relevos. Mientras algunos emergen con la cara roja y sudorosa, otros bajan a las cercanías de la autopista Francisco Fajardo a continuar el enfrentamiento. Marco Murillo, de 14 años, apareció con la cara constreñida, arrugada, los puños apretados y los hombros cuadrados. Vive en la carretera Petare-Guarenas y también llegó caminando. “No me gusta cómo está el país. Uno aguantando colas”. Él no sabe hacer molotov, pero sí sabe lanzarlas. Su trabajo además es devolver las lacrimógenas a los guardias, o llevar las bombas a los “escuderos”. “Mi única protección son los guantes y la máscara, pero se le dañó el filtro”. Ese día tenía un solo guante y en la mano desnuda llevaba una piedra. Junior Ortiz, de 12 años, jugaba con una roca. La lanzaba de arriba abajo para atraparla con la misma mano. Su única protección era un casco y como él mismo dijo: su fuerza. “Tiro piedras como puedo y aguanto como puedo también”. Afirma que participa porque está luchando por su país y porque le gusta la adrenalina. Llegó desde la Urbanización Simón Rodríguez —cerca del Teleférico Waraira Repano—, con su papá y un tío, aunque siempre se le veía solo. cita-niño-2 En la avenida Victoria Estaban en la avenida Victoria cuando la represión arreció el 1° de mayo. Eran dos, ambos dijeron llamarse José y ser hermanos. Rondan siempre entre las calles Internacional y El Progreso. Uno aseguró tener trece años y el otro afirmó que tenía once. Llegaron justo después de una de las rondas de gases lacrimógenos que lanzó la PNB a los manifestantes. Estaban alzados. Los dos con piedras en las manos. El más grande cargaba su china con una roca cada vez que escuchaba una detonación. —¿No son muy chiquitos para estar aquí? —Eso no importa. —¿Y por qué vinieron? —Porque tenemos hambre. Niños-en-protesta-3 cita-niño-1 Vea el articulo completo en:

19 de febrero de 2017

Boletin Ridiacc Julio 2016 Primera edición

PRIMERA EDICIÓN-BOLETÍN RIDIACC Julio 2016 Red Internacional Los Niños No Son de La Calle Primer Boletín de RIDIACC, el cual posee información del trabajo que hemos desarrollado hasta el momento en Colombia, Perú, Argentina y Venezuela. Red Latino-Americana Los Niños No Son de La Calle's profile photo Red Latino-Americana Los Niños No Son de La Calle