Transitar por las calles y avenidas de San Cristóbal (estado Táchira) se ha vuelto difícil para muchos ciudadanos y ciudadanas, que sufren cuando ven en las islas y calzadas de la infraestructura vial, a niños y niñas en compañía de mayores que han hecho o están haciendo un modo de vida de pedir limosna, a riesgo de su integridad física y su educación.
Es necesario que las autoridades competentes tomen medidas y contribuyan a erradicar la explotación infantil, una práctica que afecta a los niños y niñas del mundo con padres, madres y representantes que no asumen su responsabilidad de darles amor y protegerlos; a algunos de esos mendigos junto a los niños y niñas los han visto salir y entrar de hoteles de la ciudad.
60% son extranjeros. De acuerdo a los datos que maneja el consejero de Protección, por cada adulto pidiendo limosna hay tres niños, y en el caso de los indígenas, son siete y cada uno tiene entre cuatro y cinco niños. En total estiman que hay más de cincuenta niños con personas adultas, explotándolos. Remitirán oficios a la Guardia Nacional para que tomen las medidas necesarias en los puntos de control y chequeen los niños, niñas y adolescentes. Estiman que el 60 por ciento de los casos provienen del vecino país.
(La Nación (Táchira), Edición Digital, 07/12 – Marina Sandoval Villamizar)
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